Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


viernes, 27 de mayo de 2011

YONKIE

Yonkie
De tus palabras
De tus afectos
De tus besos
De esa manera tan tuya
de mirar al vacío
y desprenderte
Así como de pronto del cielo
en verano
se desprende una estrella

Yonkie
De tus sonrisas
Del olor de tus cabellos
De tus pasos
y ese modo tan particular de descolgarse
que tienen tus huellas
sobre el asfalto

Yonkie
De tu cuerpo
De tu sexo
De tu almohada
Y del peso de tu pierna
en la cálida noche
sobre mi ingrávida nalga

Yonkie de tu amor
De tus descargas adrenalínicas
De que digas mi nombre
Del grito de placer
lumínico
desgarrando la tiniebla

La gente por la calle
me llama yonkie

El llanto de los niños
me dice yonkie

El ladrido de los perros
me acusa yonkie

Vienen mis amigas
y solícitas encomiendan
BASTA YA
Te llevaremos a un centro
de esos donde se curan
todas las adicciones
hasta las más insólitas

Les grito
Las echo de mi casa
Tapio puertas y ventanas
Y me dispongo a combatir
el mono
A sobrevivirlo

Sólo en espera
de la próxima
estimulante
pero
insuficiente
dosis

jueves, 26 de mayo de 2011

ACTOS DE AMOR PARA SALVAR AL MUNDO

¿Cuantos actos de amor son precisos para lavar la cara del mundo? Deberíamos comenzar a echar cuentas...


El mundo pone cara fea

Al levantarnos
leemos los diarios
Y ahí está otra vez
con su cara sucia

Durante el almuerzo
ponemos el canal de noticias
Y otra vez nos espanta
la visión de su horrendo rostro

Pienso que alguna vez
como a los niños
alguien le advirtió
“no pongas cara fea
que se te quedará así para siempre”
Y en esas se petrificó

El mundo pesa sobre nuestras espaldas
cuando llega la tarde
condenados Atlas humanos

Mientras tanto
Yo
y este deseo de ti
vamos acumulando lava
en mi cuerpo torneado
El día en el que por fin erupcionemos
(digo)
será tal el magma
que
hemos de cambiar la faz del mundo

Tan solo de un acto de amor
puede surgir la sonrisa
que sustituya la mueca de horror
de su feo rostro
Por tan solo un instante

Te pediré que la pintes con tu dedo

miércoles, 25 de mayo de 2011

DE LOS CUATRO ELEMENTOS

A veces me pregunto
en que lugar del camino
se quedan las mujeres
que algún día fui
Aquella que sembraba vientos
en el interior de un reloj de arena
Aquella que amaestraba heliotropos
para que actuaran como leones en el circo
Aquella de innumerables máscaras
pero ni un solo rostro

Como diría una voz amada
la niña que vivía en un tiovivo

A los dieciocho amé a un poeta
Amar a un poeta está bien
Es un ser de agua que se te escurre
entre los dedos
Hice un cuenco con mis manos
pero al final
él sólo fue eso
Agua estancada

A los veintiocho me enamoré
de un contador de historias
El puso tierra
en mi sexo
en mis ojos
en mi boca
le dio peso a mi cuerpo
e invistió de carne mi cintura

A los treinta y cuatro me sorprende
haberme dejado todas las puertas abiertas
Batiéndose
Es el aire que nunca pide permiso

En el centro del hogar
late una pequeña llama
que con tiento
he ido cultivando

De pronto sé
porque todas mis puertas
permanecen todavía abiertas
Lo olvidaba
Nunca se dio fuego
sin aire

martes, 24 de mayo de 2011

DIALOGO: DAIREN Y EL BUFÓN

-Un solo instante de amor, que condense toda una vida. Así como una única gota de agua contiene la esencia del océano…-dijo la joven del dominó rosa, con aquella risa cristalina sobresaliendo por entre la boca de plástico. Casi podía ver como el espectro solar se quebraba en miríadas de colores cada vez que ella reía… Pero olvidaba-continuó- que el Bufón es el único en la corte que no puede entenderlo. Porque ha consagrado su corazón a la carcajada del Rey, y por lo tanto ha acabado por secarse. Ya no le queda una sola gota que pueda hurtar al amor Real….-y así con un gesto que a él le pareció demasiado grotesco para la persona encantadora que se ocultaba tras la máscara, le hizo una reverencia.

El Bufón, se volvió a observar como sus pies colgaban por encima del canal. A pesar del desánimo no cesaba de columpiarlos, como si en toda su vida nunca hubiera hecho otra cosa. Mientras, trataba de evocarla. Traía a su mente la imagen serena de aquella joven que se pasaba los días deambulando por los pasillos. En aquel aspecto aparentemente indolente él no podía dejar de percibir la entereza de una inquebrantable resolución. De vez en cuando se volvía hacia los muros, con aquellos ojos azules en los que se transparentaba una pregunta. Se crispaban sus manos en un puño, y un leve pliegue adornaba su entrecejo…. En un gesto tan efímero como la vida de las olas...
Finalmente la veía doblegarse, toda coronada de espuma. Pero en los pasillos permanecía durante horas aquella fragancia a mar y algas. “Por eso nadie la comprende, y nadie se atreve a amarla. Ella tiene un olor diferente, y por eso la llaman loca…”

-Si al menos tuvieras la bondad de decirme tu nombre….-dijo ella, sentándose repentinamente a su lado.

-El único nombre válido es aquel con el que el mundo me conoce….-contestó él amargamente.

-¿Hefesto?...Ese es un nombre de personaje, no un nombre de persona…En un mundo tan repleto de personajes, no he tenido la dicha de toparme con una sola persona… Pensé, que quizás tú, que ocultas tu verdadero aspecto bajo esa forma contrahecha, podrías mostrarme a un verdadero hombre…. Dado que tu comportamiento es completamente afectado, quizás poseas una intimidad sin la más mínima huella de afectación…. Porque tu voz suena siempre distorsionada, tal vez en ella pueda percibir esa indescriptible vibración que sólo se encuentra en el lenguaje de los pájaros.

-Hace tanto tiempo que nadie me llama por mi verdadero nombre que temo que lo he olvidado, mi dulce Dairen

-Oh! eso no puede ser…Sería una desgracia. Dame un solo nombre con el que pueda nombrarte. Sólo podemos poseer aquello que tiene nombre…El rey ya posee a Hefesto, dime a quién puede poseer la desdichada Dairen

-Invéntatelo, pues-la retó…

- Pero para que pueda darte un nombre tienes que revelarte, del mismo modo en que se nos revelan desde el cielo las estrellas….

- Quizás esas estrellas que contemplamos en este momento ya estén muertas. Y tan solo estemos nombrando espectros…

-Un espectro es mucho más que una máscara. Al menos es la huella de lo que algún día fue…

-Es raro escuchar esas cosas, viniendo de una bella enmascarada…….-dijo él sonriendo tristemente.

Con un movimiento rápido, la joven desalojó la máscara de su rostro. Era la primera vez que el Bufón contemplaba aquella cara de cerca. Quiso tocar el rubor de aquellos pómulos antes de que el dominio de si misma le hiciera recuperar la impavidez. Anheló capturar entre sus dedos aquella sombra roja. Y se dijo a si mismo que un rubor, a pesar de lo efímero, puede ser el único rasgo auténtico de un rostro. Entonces los ojos de ella espejearon, como la arena que de repente acoge en su seno al mar. Y entre lágrimas únicamente dijo:

-Tú habrás quedado atrapado en el personaje Hefesto, pero yo estoy varada en la playa de mi delirio….

-No digas eso Dairen, a ti te trajeron un nombre de un país muy lejano. Alguien que procede de tan lejos nunca estará varada. Sólo aguarda a que el océano le devuelva el movimiento….

-Ahora recuerdo que a mí también hace mucho tiempo que nadie me nombra…

-Dairen….-al decir esto posó la mano sobre la suya y deslizó sus dedos
entre las rendijas. Constituyendo entonces una sola mano.

-No me sueltes-suplicó ella

-No, no lo haré

Entonces ambos miraron al agua, y como si al contacto de sus manos, compartiesen una única voluntad, precipitaron sus cuerpos hacia el canal, en esos momentos circundado por la más absoluta oscuridad. Al penetrar en el agua continuaron enlazados, y aunque la inercia del propio impacto los devolvió a la superficie, pronto el peso de las ropas de él los arrastró hacia el fondo. Ella sacó un pequeño puñal que llevaba escondido en algún lugar cerca del pecho y comenzó a desgarrarlas. Una vez liberado, ambos nadaron hacia el interior, buscando alejarse del bullicio y el estrépito del carnaval, del que, desde la lejanía, eran más conscientes que durante la conversación anterior, pues mientras hablaban, sin pretenderlo, habían conseguido aislarse del mundo. A lo lejos podían intuir la presencia de unas antorchas, que como fuegos fatuos, estaban en continuo y caótico movimiento. “Hefesto-escucharon-..El rey se aburre. El rey te busca”. Ella le miró sobresaltada, y con el sonido de aquellas voces restallando en el silencio, ambos reanudaron la marcha, al unísono. No tardaron mucho en llegar a una de aquellas islas que se alojan en el interior del canal. Ella parecía cansada, así que en cuanto hicieron pie él la tomó entre sus brazos. Acariciándole el rostro ella dijo:

-Así que este es Hefesto, el Bufón. Siempre supe que aquel gorro y aquellas ropas eran lo único grotesco de su aspecto. Si bien se dice que el hábito no hace al monje, al rasgarse las vestiduras sí que libera a la persona….

El la miró con la primera sonrisa verdadera que sus labios pudieron dibujar tras las muecas de tantos años.

-Así que esta es Dairen, aquella a quien cuyo nombre vino a buscarla desde tierras muy, muy lejanas. Aquella a la que algunos llaman loca. Aquella cuya locura hace del grotesco Bufón, de nombre Estor, un ser afortunado….¿Sabes?, antes pensaba que Dairen olía mar. Ahora por fin sé, que es el mar el que huele a Dairen…

EL PERFIL

Se amaron como fuego

Al día siguiente
sobre su lecho
lo único
que pudieron encontrar
fue un montón de cenizas...

lunes, 23 de mayo de 2011

PENSAMIENTOS DESESTRUCTURADOS

Imagen: Dani CC Rider


Disfrutaba arrojando piedras al agua. Sólo para ver como la superficie se estremecía. Saberse capaz de alterar algo, sublimando la monotonía de la propia vida. Obviando las pequeñas hecatombes que aquel indolente gesto suyo ocasionaba en aquella franja de mar. Y ahí estaba de nuevo el sol dándose de bruces contra las pequeñas olas. Como si no supiese hacer otra cosa. Las olas lo único que hacían era nacer y morir, en medio de estos dos movimientos, un instante de suprema belleza. Como un único beso de amor.

El ser humano es el ser que todo lo mide. Sin embargo el sol no medía la distancia que mediaba entre el mar y él. Tampoco le importaba que el mar sólo respondiese a las invocaciones de la luna. A los seres humanos no nos gusta darnos de bruces contra nada. Ni siquiera contra aquellos a los que amamos. Antes de precipitarnos hacia ellos, les pedimos el carnet y le decimos “asegúrame que no me voy a dar de bruces”. Aunque lo pretenda, yo no soy ninguna excepción….

La vida de un hombre es una sucesión de puntos. Puntos de partida y puntos de llegada. Y la distancia que media entre ellos es simplemente un vacío. Nací, crecí, amé, trabajé, parí y morí. La vida sintetizada en seis puntos. Suficientes para trazar nuestra propia estrella. ¿Pero por qué todo tiene que ser tan geométrico? ¿Qué importa que la distancia más corta entre dos puntos sea la línea recta? El establecer un objetivo limita la propia expansión. La libertad. El punto al que queremos llegar condiciona nuestras propias decisiones. Anula nuestra voluntad. Es casi hacer un hoyo y esconder la cabeza como los avestruces. Aunque el hoyo nos lo hayamos diseñado nosotros, con la ayuda de un arquitecto muy vanguardista y muchas horas de terapia.

Supongo que no sé de qué hablo. Todo se debe a que venía caminando por la playa. Con ese tedio que nos invade al mediodía, un día festivo. En mi cabeza resonaba el Carrusel Deportivo. No es que realmente lo estuviera escuchando, pero es inevitable, para mí el Carrusel Deportivo es como la magdalena de Proust….. La desazón del regreso a casa desde la aldea, las tardes de domingo, y la inevitable idea (sin palabras, sin andamios) del suicidio ensombreciendo el corazón de una niña, atravesada por la acostumbrada nausea de aquellos que siempre se marean en el coche. La mamá sujetando los largos cabellos mientras la niña expulsa en el arcén los restos del cocido de la abuela y la gruesa capa de grasa que coronaba la sopa. Hace tiempo que ya no quiero matarme los domingos, salvo que por alguno de esos juegos macabros del destino me tropiece con la sintonía del Carrusel Deportivo. Y claro, cuando tardes como la de hoy, intuyo el tedio, mi emisora mental sintoniza ese maldito dial. Así que me pongo a pensar, cosa mala, porque el pensamiento en movimiento, en mi caso me lleva irremisiblemente a la divagación. Y si se prolonga demasiado en el tiempo, a algo muy parecido al delirio. Lo mío es pensamiento desestructurado. Algo propio de personas desestructuradas….

viernes, 20 de mayo de 2011

SOBRE PRINCESAS

Mientras camino
voy perdiendo
los zapatos
Empeñados
en caerse
Y convertirme
en Cenicienta

Miro hacia atrás
y no veo príncipe alguno
calzándose mis pasos

Pienso seriamente
en reprender al dependiente
Pues le dije bien clarito
que nada
de zapatos románticos

Trato de fijarlos
nuevamente
a mis pies
pero
ajenos a mi voluntad
vuelven a caer

Todavía no han sonado
las doce
Digo

Por qué habría yo
de querer ser Cenicienta
Para siempre
deudora de mis vástagos
Poseedora de título
nunca tendré reino

Además para ser Cenicienta
hay que dormir infinitas noches
en un lecho de cenizas
El mío siempre ha sido
mullido
calentito
lúbrico

Yo tengo vocación
de princesa del guisante