cada
gota de niebla es tan liviana
-apenas cuerpo-
que
la tierra es incapaz de atraerlas hacia sí
telaraña
flotando sobre el día
en
la que es atrapado el nombre de las cosas
-y
la luz-
blancura
bajo los párpados del muerto
desposesión
de la madre
lo
inaudible entre latido
y
latido
-miga de pan sobre la
falda de la montaña-
fracaso
en el intento de ser lluvia
se rinde el ojo
ante la insólita belleza de su derrota
9 comentarios:
Genial. Ahí está el poeta para decir algo más sobre la niebla, esa cosa que no atendemos, apenas cuerpo. Un abrazo.
Que hermosamente lo describes, Vera.
Un abrazo.
donde el ojo se rinde, abre las manos.
(¿cómo se dice paisajista en galego?)
En la niebla los ángeles se confunden con los demonios.
Saludos.
concepto e imágenes logradas
enhorabuena Vero
buen fin de semana
besitos
Cuánta fuerza.
El nombre de las cosas siempre se encuentra atrapado (en su propio nombre, en las propias cosas). En el abismo intermediario.
¡Cuántas cosas que pugnan por ser aunque la derrota sea ineludible!
Lo que no tiene nada de insólito es la belleza de tu mirada...
Que estés bien, pequeña!
PD: Si te extravías, al menos trata de reconocer el camino hacia tu kibbutz... aquí nos encontremos!
Sea, Verónica. Sea con todas sus fuerzas, que nosotros la disfrutaremos con todas las nuestras.
Un beso.
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