Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


miércoles, 21 de mayo de 2014

LLUEVE



No se puede marcar la lluvia,
ni señalar con piedra o rama
la ráfaga que nos pasó rozando.
Las gotas que humedecen tu piel
se desdibujan antes de señalar al norte.

Para orientarse en la noche mejor escoger
un punto fijo,
algo así como una estrella.

No se puede marcar la lluvia, no
con esa doblez que uno hace
en la hoja de un libro
para localizar el poema que le conmueve,

sin embargo su golpear
colma ese verso
que te regresa.

5 comentarios:

Julio Alcalá Neches dijo...

La lluvia es unas cosas y otras no tanto, pero como manifestación del agua tiene un inmenso poder de penetración.
Saludos

Sinuhé dijo...

La lluvia es ineludible. A veces te moja por fuera; a veces te llueve por dentro. Además la lluvia siempre es la misma aunque regrese a nosotros ataviada de distintos ropajes...

Bss, pequeña!

Darío dijo...

Debe ser porque la lluvia es una cosa que, inexorablemente, y como dijo Borgie, sucede en el pasado. Un abrazo.

Leo Mercado dijo...

Pero la lluvia sí puede marcarnos.

el maquinista ciego dijo...

Nadie como tú para contar la lluvia, Vera. Me quedé atrapada en 'la ráfaga que nos pasó rozando', se me antoja como ese amor que a veces, por cosas de la vida, es pero no se queda, y no se le puede señalar ni marcar, simplemente guardarlo en la memoria como un viento (jeje, sí, estos días leo como barriendo para casa, habré de ir pronto hasta ahí para que sus vinos y sus risas me curen las nostalgias jijijii ;))

Bicazooo!!!