Blog sobre libros donde voy dejando mis lecturas de poesía, novela y cualquier texto literario que me haya interesado, para extender la conversación que mantenemos con los libros durante la lectura.
Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.
Juan Ramón Jiménez
jueves, 29 de mayo de 2014
DESBORDES
qué poco se parece a la lluvia
el cubo que llenamos con su agua
así
fluidos estancados
en un recipiente
sopla sopla fuerte
un viento que venga
y agite el balde
todo hueco es susceptible de
su rebose
6 comentarios:
Titiriteiro
dijo...
Cuando Zaratustra cumplió los treinta años, dejó su patria y el lago de su patria y se marchó a las montañas. Allí gozó de su espíritu y de su soledad y durante diez años no se cansó de hacerlo. Pero al fin su corazón se transformó, - y una mañana se levantó con la aurora, se colocó frente al sol y le habló así: »¡Tú gran astro! ¡Qué sería de tu felicidad si no tuvieras a aquellos a quienes iluminas! Durante diez años has venido subiendo hasta mi caverna: sin mí, sin mi águila y mi serpiente te habrías hartado de tu luz y de este camino. Pero nosotros te aguardábamos cada mañana, te liberábamos de tu sobreabundancia y te bendecíamos por ello. ¡Mira! Estoy hastiado de mi sabiduría, como la abeja que ha recogido demasiada miel, tengo necesidad de manos que se extiendan. Me gustaría regalar y repartir, hasta que los sabios entre los hombres hayan vuelto a alegrarse de su locura, y los pobres, de su riqueza. Para ello debo bajar a la profundidad: como haces tú al atardecer, cuando transpones el mar llevando luz incluso al submundo, ¡astro hiperabundante! Debo, al igual que tú, hundirme en mi ocaso, como dicen los hombres a quienes quiero descender. Así pues, ¡bendíceme, ojo apacible, que puedes mirar sin envidia incluso una felicidad tan excesiva! ¡Bendice la copa que quiere desbordarse para que fluyan de ella las doradas aguas, y lleve a todas partes el reflejo de tu deleite! ¡Mira! Esta copa quiere volver a vaciarse, y Zaratustra quiere volver a tornarse hombre.« – Así comenzó el ocaso de Zaratustra.
y yo ahora pienso en la lluvia que cae en dentro del cubo lleno de agua de otra lluvia anterior, en esa salpicadura, en la mezcla de un agua con otra, gotas del cubo que saltan y se confunden con la lluvia que cae fuera, gotas de lluvia fundiéndose con el agua estancada... sé que existen los desbordes ¿pero de qué? el agua puede difuminar todos los límites. besos, vagalume!
6 comentarios:
Cuando Zaratustra cumplió los treinta años, dejó su patria y el lago de su patria y se marchó a las montañas. Allí gozó de su espíritu y de su soledad y durante diez años no se cansó de hacerlo. Pero al fin su corazón se transformó, - y una mañana se levantó con la aurora, se colocó frente al sol y le habló así:
»¡Tú gran astro! ¡Qué sería de tu felicidad si no tuvieras a aquellos a quienes iluminas!
Durante diez años has venido subiendo hasta mi caverna: sin mí, sin mi águila y mi serpiente te habrías hartado de tu luz y de este camino.
Pero nosotros te aguardábamos cada mañana, te liberábamos de tu sobreabundancia y te bendecíamos por ello.
¡Mira! Estoy hastiado de mi sabiduría, como la abeja que ha recogido demasiada miel, tengo necesidad de manos que se extiendan.
Me gustaría regalar y repartir, hasta que los sabios entre los hombres hayan vuelto a alegrarse de su locura, y los pobres, de su riqueza.
Para ello debo bajar a la profundidad: como haces tú al atardecer, cuando transpones el mar llevando luz incluso al submundo, ¡astro hiperabundante!
Debo, al igual que tú, hundirme en mi ocaso, como dicen los hombres a quienes quiero descender.
Así pues, ¡bendíceme, ojo apacible, que puedes mirar sin envidia incluso una felicidad tan excesiva!
¡Bendice la copa que quiere desbordarse para que fluyan de ella las doradas aguas, y lleve a todas partes el reflejo de tu deleite!
¡Mira! Esta copa quiere volver a vaciarse, y Zaratustra quiere volver a tornarse hombre.«
– Así comenzó el ocaso de Zaratustra.
Ya lo dices y que bien lo dices. Hay que vaciarse para dejar hueco y que las aguas fluyan.
bicos
Sin bordes no hay huecos.
Saludos.
"todo hueco es susceptible de
su rebose"
(tiemblo, Vera)
Y de ahí la trascendencia del viento, entonces. Aunque muchos se conforman siendo aguita de estanque. Abrazo.
y yo ahora pienso en la lluvia que cae en dentro del cubo lleno de agua de otra lluvia anterior, en esa salpicadura, en la mezcla de un agua con otra, gotas del cubo que saltan y se confunden con la lluvia que cae fuera, gotas de lluvia fundiéndose con el agua estancada... sé que existen los desbordes ¿pero de qué? el agua puede difuminar todos los límites.
besos, vagalume!
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