Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


viernes, 5 de julio de 2013

DEMENCIAS



Costado abierto en mi demencia
la noche
La estrella a la que siendo niña
pedí un deseo
brilla de ferocidad
-un cuerpo es el síntoma de una fiebre-

Te ciño un sexo
y suelto a los perros
de mi sangre

Te ciño un sexo 
para invocarme grito
-¿cómo se purga el animal sino gritando?-

Te ciño un sexo 
como quien peina los cabellos
a la muñeca de su locura
le pone bonitos vestidos
vela su inocencia hasta dormir

10 comentarios:

Sarco Lange dijo...

Purgar ese animal es purgarse uno mismo, a ojos cerrados, a vidas abiertas.

Beso Vera.

Darío dijo...

Más que un perro, parece una sangre hirviendo de jaurías... Un abrazo.

vera eikon dijo...

Sí, esencialmente ese animal es lo que somos, Sarco. Besos!

vera eikon dijo...

Y van llenos de fauces y de miedos, Darío. Abrazo.

María Sotomayor dijo...

Gritando se purga al animal que somos, sin excepción.

Besos.

vera eikon dijo...

Al plenilunio aullamos...Beso, María.

Sandra Garrido dijo...

y aquí en los versos, se ha purgado, ha gritado, y han encontrado escape.

besos

vera eikon dijo...

y cómo alivia, Sandra...Bicosss

David Mariné dijo...

me ha encantado este poema Vera.
gracias.
un besote.

vera eikon dijo...

Gracias, David. Bicos!!