Liviano es el pájaro que pesa
menos que el aire y la palabra amor. Vástago del viento. Cuando venía a golpear
con fuerza los cristales entornando los ojos acostumbrabas a decir que lo estaba
engendrando. “Tanta es la orfandad del viento que su voz es la queja”, repito
tal y como tú solías precisar. Entonces te llevas la mano al vientre como
consolándolo, con un gesto que parece decir que no existe mayor orfandad que la
de tu vientre vacío. Hace mucho tiempo allí dentro latió un pequeño
corazón. Su latido era fuerte como el de
un barco cuya vela es hinchada por la tempestad. Esa es la grandeza que sobrecoge. El espacio que hay realmente en lo pequeño.Caemos abatidos bajo el peso de la
palabra amor. Tú no hablarías de peso, sino de frondosidad. La palabra
amor con todas sus ramas. Donde el pájaro se posa como si necesitara descansar
su ligereza. Juntos la desplegamos pero apenas se posó un segundo el corazón
que se forjó en el mar de tu vientre. Pensamos que sería a su cuerpo la
gravedad, pero olvidamos que a veces la tempestad es incluso más ligera que el
pájaro y puede llegar a arrancar todas las ramas de la palabra amor. Dejándonos
a recaudo la queja del viento y en la orfandad del hijo.
Blog sobre libros donde voy dejando mis lecturas de poesía, novela y cualquier texto literario que me haya interesado, para extender la conversación que mantenemos con los libros durante la lectura.
Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.
Juan Ramón Jiménez
miércoles, 6 de noviembre de 2013
lunes, 4 de noviembre de 2013
miércoles, 30 de octubre de 2013
CICATRICES
Mi hombre quiere a una mujer mayor
a una mujer que podría ser su madre
La mujer mayor no es bella de cuerpo
es bella de voluntad
La despidieron de su trabajo
cuida de su padre inválido
luce con orgullo el estigma
de esa hija que tuvo con un hombre casado
La mujer mayor le mostró la cicatriz
de donde estaba su pecho
con la falta de pudor de alguien
que ya no se reconoce mujer
que ya no se reconoce mujer
El corazón de mi hombre se enlutó
a su gesto resignado
como si la mujer hubiese dejado su cuerpo
descansando bajo la tumba
cuando llegó a casa me dijo:
tenemos que comprarle uno de esos sujetadores
que simulan el pecho
Mi hombre también dice que mis pechos
huelen a nubes
en su bolso lleva mi libro de Wislawa Szymborska
lo abro y aspiro su olor con avidez
sumergirse en los pechos de una mujer
debe ser como sumergirse entre las páginas
de un libro de poemas
sumergirse en los pechos de la mujer mayor
debe ser como llegar hasta las raíces de un poema brutal
junto al silencio que corre parejo a cada palabra
Hace unos días fue hasta donde trabaja mi hombre
a pagar la parte que le corresponde de la lotería
Mi hombre le dijo que no tenía que pagar nada
que les había tocado el reintegro
ella se rió y le preguntó cómo era posible
que les tocara el reintegro en cada sorteo
que les tocara el reintegro en cada sorteo
Me la imagino diciendo esto con su voz ronca
de ex fumadora
la misma que escuché una vez que hablamos por teléfono
la voz de alguien que no baja la cabeza
en la derrota
y quiero más a mi hombre
por querer a la mujer mayor
porque sin saberlo su amor la restituye
a su cuerpo de mujer
lunes, 28 de octubre de 2013
COSAS QUE A PUNTO ESTÁN DE NO VER LA LUZ
Este cansancio como un perro viejo
arrimando al bajo roído de mi pantalón
el arpa de sus costillas
pasea mi mano su lentitud
amparada en la palabra muerte
-esa música que se entretiene perezosa
en el ala de la abeja-
pero este cansancio enquistado
de flor que bajo tierra
no alcanza a abrirse
y que algún día será seca raíz
entre los dientes del rastrillo
de un campesino
de un campesino
tan cansado como este perro viejo
tan roído como los bajos de mis pantalones
jueves, 24 de octubre de 2013
EL CUERPO QUE ES ESCUCHA
TÚ
tu mirada impenetrable de diamante
tu mirada impenetrable de diamante
a través de ella pasa la luz
no la ráfaga
y la conmoción se encapsula en tu carne
como hambre que desde adentro
acomoda la tumba del indigente
allí donde estés repara en los perros
que ladran a la noche
enfrenta a la luna
de severo rostro
siente ese hilo que se tensa
en torno a ti
el cuerpo que es escucha
desconoce la intemperie
la inquisición del semejante
deshonor en su derrota
es campo roturado
al amparo de la flor extraviada
la altitud que precisa la lluvia
para cuajar las manos de nieve
no requiere ni casa ni posesiones
porque el cuerpo que es escucha
se porta a si mismo
como piedra del hogar
martes, 22 de octubre de 2013
PROFANACIÓN
Como un cadáver
durante años en mi cuerpo enterrado
que raudo se descompone al tacto del aire
en la noche sueño poemas
que la luz desbarata
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