Imagen: Lilya Corneli
Escribir con las raíces del cuerpo
Penetrar la mirada acuosa del otro,
aquélla cuyo secreto sólo los ahogados conocen
Sorber(sin asco) el vinagre de las heridas
Arrancar la costra tantas veces precise
Hacer trizas las fronteras del yo
Construir con las trizas puentes
Repatriar en mi seno
a aquél que se sabe huérfano
(expulsado)
Permitirle repatriarme en él
Amar al desierto en el grano de arena
Amar al cielo en la gota de lluvia
Amar a la humanidad en el hombre
(¿Por qué esto último es tan difícil?)
Anudar a mi cuello un arco iris
Registrarle los bolsillos al otoño
Macerar una sonrisa en el corazón
Untar sobre el pan la mantequilla del dialogo
endulzar con mermelada de risas
Morder hasta el crujido
Bailar entre(y por, y para, y sobre) las líneas de este pentagrama
vástago del silencio y el susurro
y la palabra
Mudar ingravidez por el peso de la vida
Oler en tu piel la tierra mojada
Soplar un viento en tu flequillo
Descubrirnos desnudos bajo la frazada del poema
Anclar tu sexo(a la deriva) en el mío
Incendiar tu boca con el beso
y que el humo nos haga llorar
tontos
felices