Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


martes, 28 de junio de 2011

AGUA TIBIA BAJO UN PUENTE ROJO





Cartel de la película Agua tibia bajo un puente rojo




Mis entrañas se hacen agua
cuando me acuerdo de nosotros
Como en aquella película japonesa
“Agua tibia bajo un puente rojo”

Mientras me hago la manicura
(ejem)
contemplo en éxtasis
como se desliza el regato
que brota humeante por entre mis piernas

En su camino se abren las flores
Esparce esquirlas de sol sobre la hierba
Viste los campos de nueva primavera
Y en él se detienen a enjuagar  sus picos las aves
Y su sed

En ese océano que conforman mis aguas
hemos sido buceadores
violentas bestias submarinas
estrellas de los cielos arrojadas al mar
cuando la noche se sacude entre sueños

Nos hemos sentido ligeros
cuanto más nos atraía la gravedad
Hemos engullido la carne del otro
durante el  ayuno prolongado de cuaresma

Tu decías ser Moisés
huyendo de los egipcios
Y con tu cayado lograste
que tu pueblo penetrara sin víctimas
el mar vivo de mis aguas

Ahora como la biblia escribe
tocan años de larga travesía por el desierto

Entretanto yo espero en mi jardín
mientras me hago la manicura
y contemplo en éxtasis
como el agua tibia que corre entre mis piernas
cual río revuelto
se desliza hasta atravesar el límite del puente rojo
Para encarar esa hermosa utopía
de inundar el desierto con mis océanos



lunes, 27 de junio de 2011

CANSANCIO


Cuando llegó junto al Guardián de la Puerta le dijo:

-Ahora tengo derecho a hacerte tres preguntas-tratando de sonar afirmativa. La mayoría solía caer en la interrogación, y de este modo perdían la primera oportunidad. Pero eso no le iba a ocurrir a ella..

El guardián le pidió que continuara con un gesto de su cabeza.

-¿Por qué estoy tan cansada?-Dijo la chica con una voz en la que sus palabras no parecían pronunciadas, sino que reptaban su vientre por la frase

-Es fácil. Tienes piedras en el corazón.  El corazón no es un buen depósito de piedras.

En efecto, hacía tiempo que cuando se agitaba escuchaba en su interior un ruido de piedras entrechocándose por la zona izquierda de su pecho.
 
-¿Y dónde guardé mis sueños?

-Esa también me la sé. Los escondiste en tus bolsillos. Tenías miedo de que alguien te los hurtara.

Entonces la chica se restregó los bolsillos, y los puso del revés, de tal modo que asomaban como dos lenguas flácidas sobre sus pantalones. 

-¿Y por qué no los encuentro?-preguntó triunfal, pensando que por esta vez se habría equivocado el Guardián de la Puerta, y entonces podría traspasar el umbral.

-Porque ese es el mismo lugar donde guardaste los agujeros-mira. Y en efecto, la chica vio como sus bolsillos estaban calados de agujeros hasta los huesos. – Se trata de un simple error de inversión, que es bastante habitual. Tenías que haber guardado las piedras en los bolsillos, junto con los agujeros. Y esconder tus sueños en el corazón. A día de hoy seguramente te sentirías más ligera, y menos cansada. Y no necesitarías que errase una de esas tres preguntas para llegar al otro lado, porque estarías esperándome en él…

Y sin más decir, el Guardián desapareció tras la puerta.


CALOR


Bajo el vestido
se  me cuajan los pechos
Este sol me marchita
Ya no reside ni una sola gota de agua
en la raíz de mi corazón

En algún tiempo fui joven…

Yo tenía un amor que era un océano
amor abracadabra
Pero olvidé dónde di sepultura a la chistera
y extravié la magia para los juegos de manos

Despellejé margaritas sobre un río
(me quiere, no me quiere…)
como quien va a misa
En cada uno de sus botones amarillos
coloqué una bomba
Maquiavélica

Todo río
inevitablemente
si en otro río no muere
va a fallecer al mar

Tan solo una kamikaze del amor

Hice saltar el océano por los aires
y ahora sólo soy una ballena varada

domingo, 26 de junio de 2011

Y LA POSTA ES....






La imagen se la robé a Daniel. Hace demasiado calor así que verla es como un simulacro de frescura




Cuando bien temprano en la mañana decido asomar la cabeza de entre las sábanas me encuentro con este regalo de mi querida Emma Gunst. Sin duda son el tipo de cosas que te proporcionan un feliz despertar.
La verdad es que yo siempre soñé que escribía, y hace muchos años lo intenté muy tímidamente. Tras cinco años de sequía absoluta, algo se movió en mi interior, y volví a necesitar soñar que escribía. Y un día hablando con mi amada-amiga Blanca me sugirió la idea de hacerme un blog. Así que comencé con el Kibbutz, muy titubeante en un principio...Hasta el momento que llegué a Emma. Sería muy largo precisar las razones, pero un día necesité demorarme más y más en su casa. Y entonces comenzó esa necesidad de comentar, largo (lo reconozco, me cuesta ser breve), y la interacción con los visitantes de la casa. Y una comienza a viajar de casa en casa, y los otros te devuelven las visitas, y definitivamente ya tenemos una intensa vida social bloguera. De ese modo también llegaron los lectores (amigos) al kibbutz y pude comprobar como algunos de ellos se sentían cómodos(que es lo único que se le puede pedir al kibbutz) y decidieron frecuentarme. Ahí fue cuando empezaron a aflorar los escritos. Y ya no me limito a soñar que escribo....
A todos ¡¡¡¡GRACIAS!!!!

Arrojo el testigo que ya me toca...

Y el post es:

Para Curiyú
Su blog http://elnidodeserpientes.blogspot.com/: Porque Darío fue el primero que me dijo que en aquellos poemas-que yo escribía escéptica, como alguien que se encuentra un objeto inesperado en el bolsillo-estaba yo. Recuerdo el modo sibilante y argentino con el que la serpiente susurró a mi oído "esa de los poemas sos vos". Por elegir una cosa.... Además la exaltación de sus letras es la dosis indispensable de testosterona para un mundo mayormente (al menos a mí me lo parece...) habitado por mujeres. Beso querido.


Para Sentimentiras
Su blog http://lacafeteradeeinstein.blogspot.com/ : Por su increíble talento y por su maravilloso sentido del humor (tú haces mucho más interesante mi menú inicio del facebook). Y por volver....Beso mi niña.

viernes, 24 de junio de 2011

MODERNA SALOMÉ



Imagen: Representación de Salomé por el Centro Dramático Galego




Siempre fui una niña de ojos grandes
de boca alegre
de encantadores mofletes
sexo inocente
y pechos infantiles

Como todas las niñas

Pero al crecer
los ojos se me tornaron turbios
la boca se volvió sensual
a los mofletes les llamaron mejillas
el vello cubrió mi sexo
y los pechos se me llenaron

Hasta ahí todo normal

Y entonces fue cuando vi
el rostro de Jocanan
alzado
mirando al cielo

Al momento
los ojos se tornaron deseo
la boca se volvió saliva
a los mofletes les llamaron pómulos
el agua cubrió mi sexo
y los pechos me reventaron

¡Qué carnicería!

De nuevo miré
la bella faz de Jocanan
y sus ojos consagrados
al dios de las alturas

Icé mi cabello al viento
descubrí mi cuerpo a la tarde
asomó mi lengua entre los labios
y aposté mi virginidad a un beso

Pero Jocanan continuaba
con la mirada perdida
atisbando en la lejanía
signos de divinidad

Una sola mirada!!!
GRITÉ
La más mínima curva
de tu boca…

Jocanan
silencioso
luciendo estampa de mártir..

Al regresar a casa
naufragada de deseo
encontré a Herodes
que tiempo ha moría de amor por mí

Había apostado mi virginidad a un beso
Perdí!!!
La vendí por una cabeza

Ahora cada noche
antes de acostarme en lecho incestuoso
me dirijo al tocador
peino parsimoniosa mis cabellos
unjo mi cuerpo con afeites
y de vez en cuando dirijo la vista
a la cabeza de Jocanan
Y en bandeja de plata
sus ojos por fin me miran
sus labios ya no reniegan mi boca

Mientras mis oídos
se embelesan en los ronquidos
de Herodes
que rendido de sexo
duerme

jueves, 23 de junio de 2011

LA LLAMA DE AMOR


Imagen: "Fuego y viento" José Carlos Ibarrola


Al amor...


En un tiempo muy lejano, en algún lugar desconocido, brotó una preciosa y pequeña llama de amor. La chica que la encontró en su camino, la acomodó sorprendida en su mano. Le acarició delicadamente los cabellos, que galoparon sus dedos como corceles de fuego. Se embriagó de un pequeño dolor, como la quemadura que deja sobre los labios el azote del primer beso. Y sin más corrió a mostrar aquel descubrimiento a su amigo.

-¿Para qué sirve eso?- dijo él mientras con una piedra se esforzaba en dar forma a una herramienta de madera.

-No sé,…Da calor y reconforta- contestó ella insegura.

-¿Calor?. Pero si estamos en verano!! Para cuando llegue el invierno esa llama se habrá extinguido-contestó el chico tajante, y sin más volvió a concentrarse en la tarea que tenía entre las manos.

La chica se puso triste, y tuvo un momento de duda. Pero al ver como la llamita se contorsionaba en su palma, mostrando todas sus lenguas desnudas-rojo intenso, azul lunar, cítrico amarillo, crepuscular naranja…-, la chica mostró piedad y decidió esforzarse para que aquella llama sobreviviese hasta el invierno. En aquella época, seguramente, él le otorgaría más valor.

Para protegerla la ubicó en un lugar de su pecho, adyacente al corazón, porque sabía que aquella era la zona más resguardada de su ser.

Una noche, mientras ella le contaba al chico una vieja historia que había escuchado de los labios de la misma luna, intuyeron una inquietante presencia en la oscuridad. Descubrieron unos ojos despiadados y salvajes refulgiendo en la noche. El chico se levantó como un resorte, y tomó el arma, que siempre descansaba a su lado. Pero instintivamente ella se llevó la mano al pecho y asió la llama prendida junto al corazón. Al exteriorizarla, el aire la avivó, y pronto comenzó a arder como un buen fuego. El animal que oteaba a lo lejos, emitió un gemido, y pareció volverse, pues sus ojos fueron engullidos por la negrura.

-¿Ves?-dijo la chica- La llama también sirve para ahuyentar a las bestias…

-No era necesario-replicó el chico amargamente-Yo ya tenía mi arma dispuesta. Me has estropeado la diversión…

En otra ocasión, mientras hablaban, sus cuerpos se fueron aproximando más y más en la oscuridad-como si se hubiesen tornado en dos polos opuestos, atraídos con violencia-,hasta que pudieron respirar el aliento que se desprendía de las palabras del otro, y sus olores se mezclaron en embriagante amalgama. Cada movimiento era un roce que agudizaba el filo de serpenteantes estrellas, que esa noche jugaban a desclavarse del firmamento. Con violencia se arrojaron el uno sobre el otro, mezclando sus cuerpos como corrientes del océano. De pronto, ella tembló entre sus brazos y el le preguntó si tenía frío. Pero enseguida se llevó la mano al pecho, y sacó la llama que allí guardaba. Al aflorar de nuevo a la superficie incluso se invistió de más brío que en la última ocasión. Gozaron entonces, en frenesí ,de las fiebres de sus cuerpos, que estallaron al calor y el crepitar del fuego. La luna no tuvo más remedio que enmascararse entre unas nubes para ocultar sus rubores.

-¿Lo ves?-dijo ella-esta llama sirve para que la escarcha no paralice nuestros cuerpos, ni entumezca nuestros miembros a la hora del sexo. Y así poder amarse tal y como nos encontró el mundo en la hora de nuestro nacimiento.

-Pero no era necesario hacerla crecer. Porque ahí, entre los árboles, conservo las mullidas pieles de los animales salvajes que he cazado, corriendo un gran riesgo para mi vida. Me has robado la ocasión perfecta para estrenarlas- Y sin más decir le volvió la espalda.

Y así transcurrió el tiempo que les separaba de la llegada del invierno al inicio de esta historia. Por fin los días se acortaron, y el sol parecía alejarse más y más en el cielo. Ella le mostró el fuego, y comenzó a espolearlo con su soplo. Él en un principio se mostró altivo, y lució con orgullo sus pieles de caza. Pero finalmente, como hacía demasiado frío, sopló junto a ella. Y aquel fuego lució hermoso con todas las carnes encendidas.

Un día en el que ambos se habían alejado para cazar, les sorprendió una tormenta, y cuando regresaron el fuego se había extinguido totalmente.

-Míralo-le reprochó él amargamente-, aquello a lo que tu llamabas preciosa llama de amor, finalmente ha resultado ser apenas humo.

Ante estas palabras, ella prorrumpió en sollozos, y corriendo se alejó, hasta adentrarse en el bosque. El chico estuvo días buscándola. Preguntándole por ella al sol. Recriminándole su indiferencia a la impávida luna. Hasta que por fin la encontró, allí donde brota el manantial. La llamó por su nombre y ella le contestó con triste sonrisa. El chico se sintió desconcertado, nadie le dijo qué se debía hacer en estos casos. No es algo que se escuche en el canto de los pájaros. Ni algo que esté inscrito en el envés de las hojas, que caen como palabras con la llegada del otoño. Por lo que se limitó a hacer aquello que hacía tiempo había querido, pero que por alguna razón no supo hasta ahora. Sin más dilación se llevó la mano al pecho, y sustrajo, para mostrársela, la llama de amor que en él había brotado. Su sola visión iluminó la triste sonrisa. Era una llama de amor preciosa-tierna y de muy vivos colores-que flotaba alegremente sobre las manos de ambos que inexplicablemente se habían enlazado. Se miraron cómplices y felices, y al unísono comenzaron a soplar…

CONTRAHECHIZO

Un poema cayó sobre nosotros
con sus alas de palabras extendidas
Creí que era poema de amor
cuando lo vi arrojarse desde el cielo

Pero el destino lo llevó a aterrizar
sobre la superficie angosta de tu pecho
y comenzó a picotearte el corazón
transformándote en moderno Prometeo
castigado por el terrible acto
de entregar fuego de amor a una mujer
YO

Le arrojé piedras a ese pájaro
Consagré mis esputos a sus plumas
Le corté los hilos cual la Parca
Pero el poema seguía ahí
vivo
Arrancando pedazos de tu corazón
Regocijándose en ellos el afilado pico
Alzándolos triunfal contra la noche
Y yo impotente

Entonces me dediqué a la desesperanzada búsqueda
del poema antídoto
Aquel que fuera capaz de enmendar
la maldición que pesa sobre el primer poema
Enviado por los dioses

Y mientras

Continúas con el ave sobre el pecho
Alzando el rostro contrito
En la agonía de un corazón que crece
durante la noche
Para que un ave lo devore al nuevo día

Yo me dedico sin descanso
a la escritura
A la elaboración de ese habilidoso poema
que como el canto de una sirena
condene al pájaro silente bajo las aguas

Y mientras cincelo versos
Enmiendo palabras
Entorno adjetivos
Requiebro verbos
Ensayo esa ficción ritual
de olvidar que esa olímpica tortura
en realidad es a mí a quien le duele