Hay un ósculo adherido
a la superficie compacta de tu boca
Que tiene la medida exacta
Que guarda la divina proporción
En la orilla de nuestro lecho húmedo
nos extasiamos en cábalas
sobre cómo encajarlo
Te suplico que pongas en marcha
toda la artillería pesada
Siento asomar el filo de tus dientes
que avanzando a mordiscos abisales
descienden hasta las simas oceánicas
Tu saliva evaporándose en la lava
que irrumpe
al horadar
la superficie volcánica
Entregada bajo el peso ecuestre de tu mar
Pero es con el advenimiento
de tu lengua
cuando en la cueva
comienzan a florecer
estalagmitas
Tan solo un cuerpo poblado
de deliciosos estremecimientos
Tras el vértigo
cesan en su baile los planetas
que convergen
en un único punto
Cronos congelado
En alguna dimensión ignota
explosiona un universo nuevo
Los planetas se entregan a su baile
repeliéndose
en despechadas órbitas
Cronos humillado
Vencido
por los delirios lingüísticos
que provocas
en mi tierno clítoris big bang