Pienso “la luz cae sobre las cosas”, pero enseguida
rectifico. No es que la luz caiga, sino que hoy “la luz se arroja sobre las
cosas”. Y esa clarividencia, ese vértigo que la luz trasplanta con delicada
mano (la luz siempre es delicada, mimosa, tierna… incluso en el haz que nos
ciega)de su pecho a nuestro pecho, es el milagro que mensura el instante. El
instante…esa arritmia en las manecillas del reloj.
Blog sobre libros donde voy dejando mis lecturas de poesía, novela y cualquier texto literario que me haya interesado, para extender la conversación que mantenemos con los libros durante la lectura.
Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.
Juan Ramón Jiménez
jueves, 17 de septiembre de 2015
miércoles, 9 de septiembre de 2015
ESCUCHAS II
El sonido de los grillos es cosa de las noches de la
infancia, porque en realidad creo que jamás volvemos a escuchar a otros
grillos, sino que los que hoy cantan rozando sus patitas, la una contra la otra,
son los mismos grillos de cuando éramos niños. Esto sucede a menudo con la escucha. Ciertas
voces como la de la lluvia contra el cristal, o el rumor de la caracola sobre
la que colocamos la oreja, suceden siempre enla niñez. Son como esas
estrellas que contemplamos en el cielo pero que quizás ya no existen. Una luz
que viaja desde atravesando el pasado hasta nuestro asombro. Ha de ser que el asombro no
madura, que jamás se hace adulto. El asombro o es niño, o no es.
martes, 11 de agosto de 2015
ESCUCHAS
Él era sobre todo una oreja. Una
gran oreja en la que mi pensamiento se volcaba. Como una cuenca sobre la que la
lluvia cae, torrencialmente, y encaja perfecta y hecha río. Por mucho que yo
imaginase sus ojos, el extrañamiento de la luz sobre ellos, las dos gitanas
caracoleando en sus pupilas. Por mucho que construyese o deconstruyese a partir
del pilar de su nariz aquella actitud siempre envalentonada de su rostro. Por
mucho que buscase el trazo un tanto infantil de aquellos brazos nerviosos
cuando hablaba. Por mucho que el sexo, la sonrisa, el beso, la broma, la
ternura, el desplome. Por encima de tantas y tantas cosas, él era
fundamentalmente una oreja. Una gran oreja. Dispuesta, entregada, sensible. La
oreja perfecta para tantas cosas que ya nunca le diría.
martes, 21 de julio de 2015
EL GESTO DE VOLVER
como música venida
hacia el silencio
cada cosa tiene
su gesto de irse
Del libro Formas de decir lluvia
Cada cosa tiene su gesto de irse, pero ¿existe un gesto de volver?. El gesto de nacer, el gesto de morir, pero ¿qué hay del gesto del regreso?. La lluvia sabe, la lluvia es un perenne regreso. Pero tiene al regresar ese gesto de nacer, y nos renace. No puedo precisar la fecha en la que dejé de publicar en el blog y en la que dejé de visitaros. Quizás porque borré muchas entradas con poemas que se incluyeron en mi libro. Sí, en todo este tiempo publiqué un libro titulado Pequeña oportunidad de arder que fue una experiencia hermosa, y me deparó una amistad, la de Gabriel Viñals, cosa más hermosa todavía. Y a finales de mayo salió Formas de decir lluvia, libro por el que me siento muy afortunada, puesto que la edición es impecable, bonita, el editor encantador, y el prólogo lo firma mi querido Gabriel.
Pero a lo que íbamos, ¿cómo volver? Si he pasado meses en un torbellino político, emocional, padeciendo una especie de afasia. Sin embargo regresar a la escritura es natural. Basta una palabra para comenzar a hilar. Pero regresar al blog es regresar a la gente. Se trata de hilar algo más que palabras...Así que después de darle vueltas he decidido publicar lo que estoy escribiendo en este momento, aunque probablemente inacabado, aunque distinto a lo que suelo escribir, aunque no sé si formará parte de nada...Pero así el regreso será ante todo un gesto natural...casi lluvia
Querida mía a querido mío
Amarte es
alimentarse de nieve.
Aplaca la sed, no el hambre:
me digo víbora
dando cuenta de sí misma
deflagración del bajo vientre
pervivencia
alrededor de un agujero
de aire enviciado.
Comer la nieve, comer la nieve
sí
en el instante de cuajar
como la moribunda
confundo la salvación
con la mano que aplica el paliativo.
Masticar la nieve,
cielo
troceado
¿puede tu piel
palidecer hasta la
luz?
y amar sea este desvanecerse
en tu
desvanecer.
miércoles, 27 de mayo de 2015
PRESENTACIÓN DEL LIBRO FORMAS DE DECIR LLUVIA
Lluvia es concreción del asombro. Con sus menudas manos y
sus menudos pies es incapaz de sujetarse. Todos los grises del cielo se
resbalan. Se columpian en la atmósfera como en la hoja extendida, espléndida,
verdísima. Errante la lluvia, huérfana, inhabitable. Derrame en busca de regazos. Es lapso, y luego charco o desliz sobre el cristal. Las gotas no se conocen
entre sí, no se llaman por sus nombres, se dicen en caída. Y en ese caer
también nos dicen.
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