Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


miércoles, 3 de octubre de 2012

SUEÑO DE LA NOCHE DE VERANO

Imagen del blog HILL OF CARNATION




Llegaste haciendo escombros la oscuridad,  bajel de luz penetrando su palpitante y cálido sexo de olas negras. Tinieblas agónicas revolvían tus cabellos tratando de asir un único pensamiento de amor que gestar en su vientre. Cayendo al suelo con sus barrigas laxas al ritmo de tu manotear inconsciente,  deshojando al aproximarte la flor rendida de la noche. El corazón está más cerca de la mente de lo que se suele pensar, umbilicalmente unido al hemisferio del sueño. Es en la vigilia cuando nos desembarazamos de él, por eso persistimos en nombrar. Digo tus ojos como si en ese interregno verbal pudiera aprehender su color, su forma, el sesgar de lo vivo en su retina. Nombro tu boca como si al nombrarla pudiera articular el aire que se aspira, el sabor que se manifiesta, el beso que se graba. Digo viento como si trasladara mi aliento a la copa de ese árbol, e inaugurase el baile de sus ramas. Pronuncio mar como si al hacerlo pudiera abarcar entre mis brazos su devenir inabarcable, como si al ponerlos en cruz yo fuese la medida justa del horizonte. Y todo ello tratando de irrigarle sangre a esta mi indigencia: el  silencio. Pero durante el sueño el corazón bombea y se pronuncia. Y ese lenguaje que en posteriores hilachas examinaré como equívoco y delirante ha de ser tan manifiesto como el golpeteo de la lluvia en el cristal, tan legítimo como el inaudible  motor  de la raíz abriéndose paso a través de la tierra. Así que cuando en absoluta hegemonía mi corazón te llama, tú vienes aunque nadie haya dicho tu nombre. Y con tus dientes y uñas rasgas ese útero que me envuelve cada noche, y me arrancas del tronco que me florece y en el que algún día habré de secarme, antes de que una mano amorosa me recoja-ni  siquiera la tuya podrá. Ya no-.  A pesar de la  oscuridad conoces el lugar exacto que me oculta, porque fue en  esa misma  oscuridad en la que tiempo atrás me inseminaste, es esa  misma oscuridad la que me gestó, y también en ella me nací tantas y tantas veces. Y aunque no lo hablemos, ni lo argumentemos, y a veces lo obviemos, la oscuridad es tan afuera, pero también tan adentro. Y quizás por eso vienes hasta mí a arrojar en la noche interior de mi cuerpo las estrellas blancas que prenden en tu pubis, y así  compartir ese instante de luz mutua, de certeza momentánea, de prescindencia del lenguaje, puesto que todo lenguaje se vuelve accesorio cuando el que habla es el torrente de la sangre.

martes, 25 de septiembre de 2012

SOBRE TANTOS POETAS QUE CONOZCO








El poeta subió a un árbol 
atándose con la cuerda de un verso
a una de sus ramas
y la intención de que en su pecho
creciese un pulmón de lluvia
-sueño de pájaros entre sus cabellos-
Alguien vino y lo llamó loco
pero no se dolió el poeta
pues por fin algo sabía
acerca de lo infranqueable de aquel azul
sobre su cabeza

El poeta hizo un cuenco con sus manos
para darle piel
a un extraviado rayo de sol
Alguien vino y lo llamó indigente
tampoco se dolió en esta ocasión el poeta
pues ahora podría postular
acerca de la caridad de las sombras

El poeta se sentó sobre una piedra
cuando ya un nuevo día sesgaba la noche
Había recorrido un largo camino
alentado por su deseo de pronunciar el alba
Una niña de niebla
vino hasta él
y nada dijo
Antes de irse
depositó sobre la intemperie de su frente
el amparo de un beso
Llegado fue el momento en el que se dolió el poeta
pues comprendió que en ponerle voz
a aquel gesto de silencio
habría de gastar
hasta la última de sus palabras

viernes, 14 de septiembre de 2012

TRES POEMAS RESCATADOS

 
Fotografías de Marcela Bolivar



DESAMOR I

Restañar sangre de la herida
preguntarse si la piel cicatrizada
conserva la capacidad de amar
¿Cuál será el potencial
del corazón mutilado?








DESAMOR II


¿Es posible pensar el olvido
delimitar la ausencia
articular lo callado?
¿Dónde se sitúa la nervadura del dolor?
¿Dónde la garganta del silencio?









SOLILOQUIO DE LA QUE ESCRIBE



ser hebra de viento
e hilvanar polifonías
al pentagrama del árbol

ser agua
y sangrar la piedra
hasta dar con la vena
que belleza late

ser nube
y llover mi corazón
sobre la flor seca de tu infancia                               

ser ese gesto natura
respiración en el diafragma de la tierra