Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


lunes, 3 de septiembre de 2012

PEQUEÑOS MILAGROS POR APRENDER






Vistiendo desencanto
vencida
cada atardecer se deja caer sobre la silla
obligándose a escribir con minuciosidad
y hermosos caracteres
la palabra "amor"
encabezando una nueva hoja de su libreta de tareas pendientes
Mientras tanto un agonizante rayo de sol se pasea por la habitación
dejándose caer en larga y explícita caricia sobre su cuerpo
entonces expira
Con la piel ciega de futuro
ella ni se apercibe










mar desvistió sus olas
para en calma desnudez
ser reflejo de luna
 




Una vez más agradecer su colaboración fortuita a Emma Gunst porque este poema nació al galope de este otro magnífico que leí en su blog  Duele cuando llega la primavera de Karin Boye



al nacer
rompe a llorar primavera
lágrimas de polen deslizándose
sobre el viejo rostro del mundo
- trae entre las manos consuelo de flores- 




jueves, 30 de agosto de 2012

SOBRE EL POEMA. BREVES




Breve inciso: No sé si albergo alguna intención al escribir, pero al mirar las fotografías de Sophie Thouvenin siento que ese es el poema que yo querría...






Cavarle un hoyo al poema
y morirlo
Para resucitar
un solo verso basta







 
Contingencia de palabras,
al amor del viento
la voz que me vive
vuela
para alumbrar verso en tierra fértil
quizá flor





 
 Escribe como pájaro
que en rama canta
escribe
porque amanecer
le dio voz







A Edu
  
Poema es
la arena mojada pegada a tu cuerpo
que mis dedos recitan,
pausadamente,
a voz ciega




martes, 28 de agosto de 2012

CANTO AL HERMANO PERDIDO





Continuamos revisitando entradas antiguas...


A Miguel






Murió en mi lecho
y como alguien dijo después
aquel día lloraron hasta las piedras

Yo le había prestado mi lecho de hermana
para que no tuviera frío
para que no durmiera solo
para que leyera libros las noches en blanco
Mientras, el agua estriaba las paredes
y la parca acechando desde la ventana
rubricaba su sentencia en el vaho

Tras el ataúd
escrito en la clausura de sus párpados
pude leer
que eternamente tuvo frío
que finalmente murió solo
que habían rasgado el libro de la noche

Hicimos astillas de la cama
prendimos con ellas una hoguera
y avivamos el fuego al oxígeno del llanto
Al amanecer
barrimos las cenizas con la escoba
y oramos un viento que se las llevara
lejos
a algún lugar sin espinas sin miedos
Hay días en los que vuelve a soplar
saturado de humo