Y si te amo
como ese persistente olor a incienso
al que acostumbro,
como al acompasado latir del corazón
que ya no oigo
Y si digo tu nombre
como península de mi boca
como un masturbarse ferozmente la lengua
Y si tengo que llevarme
la mano al sexo
para recordar que existe
un diafragma invisible respirando
entre tu piel y la mía
Y si te repaso
como esa lección que uno sabe
pero teme olvidar
para el examen de mañana
Y si te repito
como oración a un dios
al que soy atea
Y si ya no creo
en los santos del amor
ni en el martirologio de los cuerpos,
por qué estás ahí
cuando sucede el mar,
por qué identifico
en la voz del silencio tu armonía,
por qué se abre la rosa
en los aledaños del espíritu
y su rocío auspicia
temblor
poema
poema