Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


miércoles, 16 de noviembre de 2011

POEMA EN TORMENTA


Imagen: Marcela Bolivar






El día febril
alienta tormenta entre sus fauces
Luz colgando en liquen
sueña con florecer
el árbol del ahorcado
El haz de una sirena
decapita campos de amapola
Cruces de aves en sepelio
se atropellan,
rumbo al sur

El cielo acecha
tras la escafandra
(Todavía duermen
sobre su espalda
peces de luna)
Un cansancio viejo de nubes
le cerca los ojos,
un desgarro lo ensarta
de parte a parte
Brama el cielo
abierto en jarra,
de su vientre descosido
se derrama
la lluvia
la….

La luz se marchita
en el árbol del ahorcado
El día ya moribundo,
es pasto de los insectos

Bajo paraguas de incógnito
las madres lloran
sus lágrimas de carne

POEMA EN SUSURRO

Imagen: Lola Catalá
izarme en cometa
hasta el tímpano del cielo
susurrarle bajito
la herida de tu nombre

POEMA ROTO

Imagen: Katja Faith



Muñeca ajada
el relleno asoma por tus descosidos
juguete de hospicio
abrigas al amor en soportales
como a la única flor
de un campo ya raído
acunas entre tus brazos
un niño de aire


martes, 15 de noviembre de 2011

LAS MANOS DEL SUEÑO

Imagen: Rocío Verdejo




las manos del sueño
se me disputan
a uno y otro lado
me bambolean
mi lecho transcurre en curvas
duermo en incesante marea
náufraga entre espectros
sólo quiero anclarme a la orilla
y despertar
los cabellos hasta los pies
espesos
mojados
me arrastran al fondo
bailan en féretro
alrededor de mí
(capas de agua
como flor que se cierra)
un peso de hombre
inmoviliza mi cuerpo
el rostro una mancha oscura,
borrón de tinta
(recuerdo roído por la carcoma
sepulta mi grito en serrín)
picotea mi piel
cual ave rapaz
(siempre supe que acabaría
de carroña para pájaros)
con el único ojo que me queda
veo entre su pico
el globo ocular
arrancado de cuajo
(llora lágrimas de sangre)
pasan a través de él
las imágenes de mi vida
pródigas
volátiles
una escena de amor
a la que asirse…
finalmente se cuela
en el cubilete de su garganta
el pico abierto
de nuevo se aproxima
(despacio)
a mi única fuente de luz
uno tras otro
se despiden en reverencia
los colores que descubrí en mi infancia
en algún lugar
gime la manecilla de un reloj
(es la hora)
mis pestañas
agitan sus patas
sobre las cuencas vacías
como arañas vueltas del revés
en el envés de mi ceguera
brilla el filo de una espada
arma blanca
que en mi pecho
con vestido rojo
cubre su desnudez

lunes, 14 de noviembre de 2011

POEMA CON HUMO

Imagen: Matteo Arfanotti





Algunas noches oscuras
hago una pira con mi cuerpo
Entre sus llamas arrojo
la cáscara vacía de un verso,
el sedimento de sal
anclado a mi mejilla
una vez el llanto se evapora,
la tierna brizna de un sueño,
o el retoño de ese beso
que aun está por decidir

Me elevo en silencio
y en volutas
por encima de la serpiente de luz
que se anilla en mi madriguera
(Un junco de humo cimbrea
en una marisma de aire)
Con la pretensión
de que mis ascuas en harapos
reaviven la lumbre
de esa estrella
que entre duelos se apaga


viernes, 11 de noviembre de 2011

SOBRE BARCOS

Sirena alada de Urbano Lugris




Estrújame fuerte
que no quede una sola gota de agua
en el paño mojado de este cuerpo
Hagamos de nuestro lecho un mar

Y luego ízame bien alto
que mi blanca carne se infle con tu viento
soltemos amarras,
desanclémonos
y partamos como un solo barco a la deriva




jueves, 10 de noviembre de 2011

BREVE REFLEXIÓN ACABADA EN SOMBRA...

Barbara Bezina: Eclipse


"...Y he visto que mi sombra también derramaba lágrimas. Incluso se veía, nítida, la sombra de las lágrimas. Señor pájaro-que-da-cuerda, ¿has visto alguna vez la sombra de una lágrima? La sombra de las lágrimas no es una sombra cualquiera. Es muy distinta. Viene de un mundo lejano especialmente para nuestros corazones. O tal vez no. Quizá las lágrimas que derrame la sombra son las auténticas y las que derramo yo son sólo la sombra." 
Haruki Murakami "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo"








Ella estaba en continuo movimiento. Incluso cuando se recostaba en su cama, con la cabeza apoyada sobre el brazo derecho, flexionado, y el rostro mirando al techo, observando como la luz atravesando la lámpara la dotaba con la apariencia de una medusa de cristal, ella se sentía un mar de encabritadas olas. A veces una risa como un pez se deslizaba por todo su cuerpo. En otras, una canción como una hoja a la deriva…. Cuando el pez o la hoja encallaban en su corazón ella tenía una necesidad imperiosa de extraviarse en el mundo. De refugiarse desnuda entre sus brazos, olvidando la sonoridad de su propio nombre. Ella soñaba con ser pájaro. Abrir sus enormes alas y fundirse con el cielo. O como un insecto aplastarse vertiginosamente contra el parabrisas de un coche. Y no es que deseara la muerte, precipitarse sobre el dorso dentado de la nada. Era más bien un anhelo de desvestirse la propia piel, y abandonarla como un harapo sobre el suelo. Ser fluido, ser aire, amalgamarse al espectro solar. Caer como lluvia sobre la tierra yerma. Tomar una piedra en su mano. Tantear sus bordes, sus aristas, sus tiernas rugosidades. Ser una mano que acaricia la piedra. Ser el tacto de la piedra en una mano. Una mano que pertenece a un viento…. Hablarle a los árboles en su mismo lenguaje. “Sí-se dice-alguna vez conocí el lenguaje de los árboles, pero es un conocimiento que ha adquirido la consistencia de una pequeña llama temblorosa. Cercada por la devoradora oscuridad…” Hacer de su ser una montaña, palpitando en un grano de arena. “¿Qué es lo que encierra este arcón de carne?” “¿Será mi ser una criatura abisal que habita en las aguas más profundas de un océano?” A veces siente todo el peso del mar sobre sí. “O quizás no soy más que una concavidad, un enorme vacío imposible de llenar”. Sobre la piel del mundo se balancean solitarias ínsulas sin una pauta común más que la propia insularidad. “El ser humano es el único animal enfermo de insularidad. Desgajado, errante…Por eso ha concebido esta sociedad de sofisticadas y herméticas arquitecturas. Un camino bien delimitado, por el que ha de caminar derecho, tieso, evitando el balanceo y el ensueño para no desplazarse hacia los márgenes. Pero es inconsciente de que los pilares de su obra se apoyan en un lecho de fango. Lo que provoca que esta arquitectura moderna, compleja, aparentemente sofisticada, sea en realidad una madeja con la que es imposible tejer un abrigo para el invierno. Un laberinto entre cuyas paredes se encuentra un hombre pequeño, solitario, desnudo,  incapaz de comunicarse con otros hombres. Un hombre que sólo en ciertas ocasiones, en algún momento de milagrosa lucidez es capaz de vislumbrar que no existe extravío en el cielo ni en la tierra. Uno jamás está perdido al aire libre. Porque el verdadero extravío es el de aquel hombre que, mire donde mire, sólo encuentra frente a sí una pared, cuando lo que está buscando es el rostro de un semejante, o el propio rostro en el espejo, o quizás, simplemente, ver recortarse sobre el suelo la sombra de un pájaro”