Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


miércoles, 9 de noviembre de 2011

MI JARDÍN DE PALABRAS

Imagen cortesía de EMMA GUNST







Garabatear un rastro de pequeños ósculos
sobre el rostro pedregoso del mundo
Repoblar con pájaros de luz
deshabitados árboles sin hojas
Sembrar en mi agreste tierra
raíces de negras letras
que en su abrirse paso hacia el sol
derrumben arquitecturas del laberinto
en cuya garganta permanezco cautiva
Proyectar  un puente con mi aliento
hacia el cristal del cielo
(escribir sobre el vaho tu nombre)
Y contemplar como de nuevo cae
en fina lluvia
mojando la planicie
de este mísero folio en blanco
Esgrimir la palabra contra la helada
que torna árido el suelo,
e impedir que el retoño
perezca infructuoso en la vaina

Sobre mi cuerpo
tiembla la vida en verso




FLOR DE AIRE


Es tanto el frío
que salta a la comba
sobre mi espalda
Sopla desde mis manos
un viento que encabrita olas…


martes, 8 de noviembre de 2011

AMOR EN PRESENTE

Imagen: Katerina Belkina





Cuántos rodeos dio la vida
para que al fin nos encontráramos…
El amor se conjuga
en tiempo presente








Tus brazos
ramas de olivo
ungen mi piel de paz
Qué es esa luz
que baila en tus ojos
Por qué en ella van a morir
los fantasmas
que recorren en escalofrío
la espalda de esta noche
Llenas mis alforjas
con el eco del bosque,
tus manos
en forma de nube
exprimen de mi ser la lluvia
El abanico de tus pestañas
envuelve mi cuerpo
en un viento cálido,
retornan a la vida
todas mis flores mustias
La luz que anida en tus ojos
evapora las montañas
que angustian plomos en mi pecho
Quisiera tocar el corazón
que la alimenta,
y tañer su césped
como un mantra

Tu mirada me eleva
en un canto de pájaros
Deambulan por nuestro lecho
todas las estrellas frescas



lunes, 7 de noviembre de 2011

DOS POEMAS PARA LA FRÍA MAÑANA

Bailarinas en rosa de Degas




El día amanece en vidrio soplado,
tirita el mar
salpicado de barquitas rojas,
árboles como corderos
se abrigan en un vellón de luz
No llega hasta mí
el sonido del viento que la horada,
la melodía que serpentea
en su escarchado deambular
laberintos en rama
Sin embargo
descifro las líneas del pentagrama
en el ondear de las hojas,
intuyo intrépidas corcheas
en el ágil postrarse
del dominó de hierba
Al compás de lo que veo
mi ser emerge de su jaula
y el pájaro de mi corazón
al fin libre, tararea
(una melodía sin letra emerge
desde algún rincón olvidado de mi infancia…)






Cada amanecer
el mundo se abre
como una caja de música
y una bailarina
despliega su tutú rosa
en una circular danza

viernes, 4 de noviembre de 2011

SIN TÍTULO



I

Tengo por corazón
una bandada de pájaros
que la pólvora de tu caricia
me dispersa por todo el cuerpo
y el alquitrán de tu mirada
consigue reagrupar
El mío es un corazón
estilo bandoneón
Puro corazón tanguero





                  II
Si he de arrancarme las plumas
para colorear mis sueños
Si he de arrojar mis pájaros al viento
para excarcelar la vida
Si he de arrancarme el párpado
para que resucite la imagen
Si he de deshuesar mi corazón
para consagrarte un espacio…..




 III
Hay días
en los que estando piel contra piel
nos observamos
desde la orilla opuesta de un abismo
Esos días
sucede lo mismo
con esta imagen que me devuelve el espejo






           IV
Y de pronto siento
que aquello que yo soy
habita en un lugar
entre yo misma
y el modo en el que me abate tu mirada
(como un rastro de migas señalando el camino a casa..)







Como mar náufrago que soy
hoy
tan solo quiero orillarme en tu piel

jueves, 3 de noviembre de 2011

PALINDOS( EXTRACTO)

Imagen: Julio Silva




A CC Rider




Hubo un tiempo en el que Nica y Niel intentaron escribir una novela a cuatro manos.....E ahí un ejemplo de sus delirios escritos de aquella época





Desde el café podía verse una fuente de chorro corto, casi hundida en el suelo pero con una gran estrella dorada en su centro. Allí las palomas iban a refrescarse y las plumas se les hinchaban lo mismo que nuestro querido Orson cuando el viento le da de cara o se reclina en el sofá buscando siempre el calor del ser vivo más cercano. Aquel día Margot y yo caminábamos mirando al cielo, vigilando el instante en el que las sombras se arrojan desde las nubes, para acabar de componer un damero con las calles.
-“En cualquier momento llegaré a la línea de fondo y me convertiré en reina”
-“¿Qué juegas con blancas o negras?”
-“¿Cómo quieres qué lo sepa? - Rabió Margot que fácilmente desesperaba ante preguntas que consideraba fuera de las casillas”
-“¿Qué preferirías?”
-“Esa es el más difícil todavía”

Bien era sabido por todos el miedo que a Margot le inspiraban las palomas, y aquí cumple añadir que a la vez era devota de todas aquellas cosas que le inspiraban temor. Devota de las pesadillas, de la pérdida de la virginidad, de caminar en la oscuridad, de cruzar las carreteras lejos de los paso-de-cebra, de las aglomeraciones, de las baldosas mojadas y dignas de traspiés, de los niños, de apagar las llamas de las velas con  las yemas de los dedos..... Su temor hacia las palomas se debía básicamente a la mínima posibilidad existente de chocarse con alguna en uno de sus vuelos. Caminábamos  tranquilos y de repente la veía agacharse, echarse hacia un lado, cubrirse el rostro con los brazos, un libro o lo que tuviese a mano con tal de esquivar un proyectil que para los demás era invisible, pero que ella veía claramente volar en su dirección. Se enojaba consigo misma por tan estúpido miedo. Prometiéndose no volver a caer en esa infancia que es cualquier miedo. Tirándose de los pelos, llena de estupor al imaginarse el estupor en los otros y la carcajada general ante sus ademanes de pesadilla que no le extrañaba si un día de estos todo el mundo le retiraba el saludo, verse confinada en su soledad como en un manicomio.
Y sin pedir permiso una paloma pasó tan cerca que con un aleteo la melena de Margot pareció querer iniciar el vuelo ella también. Mortal y medio con tirabuzón hacia la piscina del cielo. Los cabellos batiendo palmas, haciendo la ola el público se divierte, el espectáculo está en las gradas. La paloma ascendiendo hacia la retaguardia donde la Maragota remolonea, hecha un pulso y sale vencedora. Cuando vuelve, recién salida de un sueño, sus ojos son dos vacíos que lentamente se van llenando de todo lo que ella es (aunque  con la marea la cuenca se queda seca el mar siempre retorna, de lo contrario es la muerte). Y todo esto durante un segundo tan espeso como la  niebla, los celos, el mercurio que una vez por intercesión mía se tragó el oro de un anillo que la mamá regalara a Margot, y que fue motivo de un enfado que duró 62 segundos, el más largo de nuestra prehistoria.
Y Morfeo se desvanece llevándose en el colo titilantes estrellas.
-“¿Quién soy?”
-“Una hilacha de cielo”
-“¿Y vos?”
-“El que al cielo deshilacha”






La cámara de Tono parece muerta, como esas casas en las que nadie vive y tanta pena nos daban y a veces conquistábamos con la esperanza de la resurrección. Claro que ella no podrá recordar todas aquellas cosas  vistas  por su único ojo ahora ciego y Leo se la roba con la encomienda de mostrarle de nuevo el sol. Junto con Inés llega a la playa, donde ese muro en el que una vez escribiera el nombre de Margot. Ella adopta la pose del espantapájaros y él toma la foto, rotunda. El duelo se estremece en su mirada ¿homenaje o sacrilegio?. Inés parece andar en otras cosas, así como la luz parece andar únicamente en su melena roja, el resto no más que un simulacro, el eco de esa luz que se pasea por los cabellos de Inés. La playa huele a Delial factor 6, toma fotos de unas niñas bañándose. El tiempo, ese corredor de fondo, parece lento algunas veces, sobre todo ahora que espera a la caída del sol, para ceñirle el negativo, para presentarle sus besos a Inés. Besar de nuevo es parte de su terapia, no sabe si le apetece o no, pero ya tarda. Con lo que no contaba era con encontrarse a Tono sin más remedio que las correspondientes presentaciones. Al contrario de lo esperado se mostró amable e insistió en invitarlos a un café. Con lo que no contaba era con que tuviera que ser precisamente ese café.
Eros y Psique se retorcían en la bolsa colgada del hombro de Tono, Inés se entusiasmó con la idea de que conocieran a Aiol. Con lo que no contaba era con que Inés fuera abriendo tantos huecos en su vida, pero Tono estaba demasiado revelador y si en un principio le había parecido simpático ya no lograba   embaucarle.
Eros y Psique saltaban en la bolsa y parecían peces plateados tratando de escapar de la red de Tono, cuando se tranquilizaban asomaban las peludas orejas como un periscopio. Llegando al café Tono pasó la cremallera y se silenciaron dando muestras de una exquisita educación que Inés aplaudió  con unos aspavientos pero sin llegar a esa calidad de Margot.
Fácil era adivinar lo que Tono pretendía, pero él no iba a ser la cobaya con que emprender  sus alquimias de descuerdado. El truco consistía en no mirar la estatua y concentrarse en otro punto, por ejemplo las manos de Inés, pero no, eso no valía porque decir manos era como decir manos de Maragota. Tan orgullosa de sus manos en las que una vez creyó descubrir las manos de J.C.
-“Mirá, mirá la foto”
-“Manos andrajos”
-“Insolente, las manos de Dios y vos con pendejadas”
En tiempos Margot y Leo chapurreaban en argentino porque así creían  parecerse a los  personajes de J.C. y no había cosa en la vida como parecerse a los personajes de J.C.
-“Manos carámbanos”
-“Miliún sombreros podés ponerle pero no harás otra cosa que notar el parecido. Deberías estar orgulloso estas manos que te tocan son las manos de J.C.”
-“Y ¿qué hicieron tus padres?, ¿cortárselas al cadáver y conservarlas en formol?
-“En salmuera, salmuuuueeeera. Traída directamente del Mar Muer(t)o”
-“Pues es método ineficaz. Mirá la foto, manos gigante y las tuyas como mucho manos saltimbanqui”
-“Hay que ver como te negás a admitir la evidencia”


 En fin que habrá que buscar otro punto como muy bien solía hacer  la buena de Margot, siempre apoyándose en un punto en el aire(acaso apuntar al vacío es el único modo de apuntar y en vano la justicia se venda los ojos).
“El iris de Alex se empapa de nada sólo por buscar a Margot donde Margot se busca.”
Claro que todos los puntos parecen converger en el pasado que mueve la colita de contento. Y yo que sólo pretendía besar a Inés y tenderme sobre la espalda de la playa y congelar al mundo en una foto y con un punzón hacerlo añicos. Aquí estoy con el más loco de todos, creyéndome el plomo que lo mantiene en el suelo ¿a quién voy a engañar? cuando lo único que quiero es izarlo como una cometa y ver como una nube se le clava en el corazón y me lo devuelvan convertido en su hermanita, y podamos vivir para siempre Orson, ella y yo en la cima de un cucurucho.

-“Hay nubes que son de hojaldre” Margot desde el tren, asomándose el paisaje por la ventanilla, sucesivamente cantaba y hablaba, cantaba y hablaba, cantaba y hablaba, cantabayhablaaaaba, hasta que llegó un punto en el que no se sabía cuando era que cantaba y cuando que hablaba.
-“Para ti las nubes siempre son de cualquier cosa menos de nube”
-“Míralas, dan ganas de meterles la boca y sentir como se deshacen lo mismo que el hojaldre, y pequeños trozos distraídos se te  pegan a los dientes, dejándose ablandar por la saliva e imitan a los relojes de Dalí”
-“O sea que los relojes de Dalí son blandos porque estan empapados por la saliva del tiempo”
-“Encajados en sus comisuras”
Bicoulle as comisuras. Luego asomó los dientes y pareció querer arrancárselas.
-“¿Cómo arrancar el agujero del donuts?, aún así siempre han sido mías porque las inventé como Tono inventa tantas cosas mías en cada lienzo”
-“O yo en cada nuevo verso”

Tantas veces te inventé que a veces pienso que por eso dejaste de ser mía, porque no te reconocías en mis dibujos como en los de Tono, pero el jugaba con ventaja: era tu misma sangre.

MILAGROS DE LA VIDA COTIDIANA




 Imagen: Katja Faith



Llueve a horcajadas sobre el lomo del mundo,
y en cada gota que cabalga
se desviste el cielo,
y al espasmo de tu risa bendita
golpea mares contra el cristal,
que algún rayo de sol extraviado
(como la mano efervescente de un niño)
viene a pintar
de luz y colores
Entonces nuestra ventana
se transforma en la pecera
de un océano de sueños,
el corazón me late en mariposas...

En el cuarto sobrevuela
el resplandor alado de un beso,
y los cuerpos se nos caen
en otoñal hojarasca