-En cuanto a Eros, prefiero la animalidad a la sofisticación-dijo Flavia mientras se volvía con lentitud hacia él. Escapando la blancura de su seno izquierdo a la impavidez de la sábana-. Las espinas de la rosa, ¿qué son sino el subterfugio de la flor que fue, antes de ser atrapada en el concepto de belleza?
-Mira-contesto Mauro acercando el dedo a la piel de Flavia, justo allí donde se resolvía la curvatura del pecho-, blanco sobre blanco. La impavidez de la sábana, contra tu palpitante palidez… Sin embargo no dudo en cuál de las dos se inclina a recogerse la luz. Tu seno resplandece con idéntico fulgor a la luna. Pero en este caso no hay ningún sol fuera que le conceda su brillo. La luz procede directamente del corazón que descansa en el interior de tu pecho.
-El corazón es el vestigio del animal que algún día fuimos. Antes de aquel hombre que le puso nombre a las cosas. Se dice que el verbo se hizo carne, pero lo que nadie cuenta nunca, es que después la carne retornó al verbo…
-Sí, aquel hombre sacrificó la libertad de la especie por jugar a ser dios. No pensó en que los demás también querríamos jugar a ser dioses….Pero bueno, tal día como hoy yo he encontrado mi manera de jugar a ser dios- deslizó su dedo hacia el centro del pecho de Flavia, acariciando con él el oscuro pezón, que a continuación comenzó a desperezarse- Soy dios despertando a Adán a la vida….Y dictamino que esta es la figura geométrica perfecta acerca de la que discutían los griegos.
-A eso me refiero precisamente…Retornar a esa amor previo al concepto. Ese amor antes de la perversión de las formas.
-El amor no es más que una ruptura en el equilibrio del universo. Una excepción. Cuando en una mañana sin nubes, me encuentro en el cielo límpido y azul la presencia rezagada de la luna, siempre pienso en el amor. Esa rebeldía de la luna transgrediendo las normas es superior a cualquier milagro de los que hablan las escrituras…
-En eso Eva fue mucho más lista que Adán-interrumpió Flavia
-Yo a ti siempre te he considerado una chica lista. Una discípula aventajada de Eva..
-Gracias-contestó Flavia mostrando sus relucientes dientes en la batalla encarnizada de una sonrisa-…Eva debió pensar que este era un universo absurdo si para respetar su equilibrio había que dejar que la manzana cayera del árbol, para que seguidamente se pudriera. Mejor arrancar la manzana y morderla antes de que sus jugos se perdieran…
-Mírate, estás ahí, hermosa. La almohada sobre la cama. Tu codo sobre la almohada. Y tu cabeza reposando delicadamente sobre la mano en la que termina tu codo. Sin duda el universo está en equilibrio-y diciendo esto comenzó a descender, sumergiéndose en aquel mar de sábanas debajo de las cuales el cuerpo desnudo de Flavia descansaba.
-¿Qué haces?-rió ella
-No podemos permitir tanta armonía…He de arrancar la manzana antes de que caiga del árbol, y estos deliciosos efluvios se pierdan para siempre-y una vez dicho esto, ya no hablaron más….
Blog sobre libros donde voy dejando mis lecturas de poesía, novela y cualquier texto literario que me haya interesado, para extender la conversación que mantenemos con los libros durante la lectura.
Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.
Juan Ramón Jiménez
viernes, 10 de junio de 2011
miércoles, 8 de junio de 2011
CORRUPCIÓN
Con una hoja de silex
rasgas la tela de mi mortaja
y me desprendes del envoltorio
Igual que a un caramelo
que te introduces en la boca
Me chupas
Me lames
Me arrancas todo ornamento con los dientes
Me haces girar cual peonza
con la punta de tu lengua
Me pones cara el norte
Me pones cara el sur
Igual que a una veleta
de la que eres el viento
Yo era Lázaro
hasta que me levantaste
Aldonza Lorenzo
hasta que en tu delirio
me llamaste“Dulcinea”
Maullido de gatita negra
hasta que encontraste en mi diafragma
el rugido selvático de la pantera
Y cándida Blancanieves
hasta que me erigiste en pérfida madrastra
toda vestida de cuero
Sólo tú
me devuelves a mi cuerpo de los diecisiete años
Libre de pecado
con todos los orificios vírgenes
y sus secreciones contenidas
INMACULADO
Para cada nuevo día
llenar mi boca con tu pecado
abrir con tus dedos todos mis orificios
dejar vía libre a mis secreciones
Hasta contaminar mi cuerpo
de nuevo adolescente
con la santísima corrupción de tu carne
NO
No dejes ni un centímetro de piel para los gusanos…
Ni un solo rincón de mi alma consagrado a dios…
rasgas la tela de mi mortaja
y me desprendes del envoltorio
Igual que a un caramelo
que te introduces en la boca
Me chupas
Me lames
Me arrancas todo ornamento con los dientes
Me haces girar cual peonza
con la punta de tu lengua
Me pones cara el norte
Me pones cara el sur
Igual que a una veleta
de la que eres el viento
Yo era Lázaro
hasta que me levantaste
Aldonza Lorenzo
hasta que en tu delirio
me llamaste“Dulcinea”
Maullido de gatita negra
hasta que encontraste en mi diafragma
el rugido selvático de la pantera
Y cándida Blancanieves
hasta que me erigiste en pérfida madrastra
toda vestida de cuero
Sólo tú
me devuelves a mi cuerpo de los diecisiete años
Libre de pecado
con todos los orificios vírgenes
y sus secreciones contenidas
INMACULADO
Para cada nuevo día
llenar mi boca con tu pecado
abrir con tus dedos todos mis orificios
dejar vía libre a mis secreciones
Hasta contaminar mi cuerpo
de nuevo adolescente
con la santísima corrupción de tu carne
NO
No dejes ni un centímetro de piel para los gusanos…
Ni un solo rincón de mi alma consagrado a dios…
martes, 7 de junio de 2011
EL PARAÍSO ESTÁ EN NOSOTROS
Cuando enlazados, caminamos lentamente por las calles, observamos extasiados como a nuestro alrededor van cayendo pequeños trozos de cielo. Algunos llevan un querubín prendido, que pronto comienza -agitando deliciosamente las alas- a revolotear a nuestro alrededor. Allá a donde vamos nos acompaña la fragrante brisa que brota de sus plumas.
Pero el resto de los mortales se vuelve a mirarnos- inquietos-como si temieran que aquel aire alegre se les metiera en el corazón, y ya no pudieran expulsarlo…
Los serafines al ver esto se arrojan peligrosamente desde las nubes, e intentan captar nuestra atención deleitándonos con el arpa. Su sonido es inflamable, y nos llena los ojos de centelleantes fuegos de artificio. Vemos como sus dedos se deslizan por las cuerdas en ese delicado gesto con el que la mariposa horada la crisálida... La música es como el espectro del sol lacerando el cristal, desternillándose en infinitas cábalas, incandescentes. Tú atrapas una de sus notas entre tu mano. Al abrirla, tan sólo queda de ella una voluta de humo, y una quemadura sobre tu palma, justo encima de la línea de la vida. Te miro asustada, pero enseguida sonríes y dices “así es la huella de tus besos sobre mi piel. Indeleble sobre la línea de la vida…”.
Al llegar a cualquier lugar, el murmullo de las conversaciones cesa, y todos se llevan las manos al pecho, como sujetando el corazón en su cuenca. No vaya a ser que se ponga a bailar, y sean incapaces de devolverlo a sus límites de nuevo...
En ocasiones descubrimos como alguno de esos pedacitos de cielo contiene un ángel caído. A nosotros eso nos pone tristes porque se pasa mucho tiempo llorando, echando terriblemente de menos sus alas perdidas... Por lo que le hacemos carantoñas, para distraerlo. Siempre olvidamos que los ángeles caídos son muy traviesos. Que les gusta revolvernos el pelo y arrancarnos las ropas. En ese caso nosotros lo único que podemos hacer es repasar nuestras desnudeces y memorizar las líneas de nuestro pecado. Entonces correteamos por las calles con el descaro de nuestros sexos al descubierto.
Y la gente que nos mira-inevitablemente-comprueba la hermeticidad de sus cinturones, la disciplina de los botones, y el rigor de las cremalleras. No vaya a ser que a ellos también se les de por quitarse las ropas... Nosotros podemos pararnos y leer en sus frentes agraviadas un fuerte deseo de darnos una azotaina, y vestirnos de nuevo, como si fuéramos niños. Entre dientes Adán y Eva nos llaman...
Sin embargo preferimos seguir correteando desnudos, pues si como Sartre dijo “el infierno son los otros”, sabemos que, para compensar, “el paraíso está en nosotros”.
Pero el resto de los mortales se vuelve a mirarnos- inquietos-como si temieran que aquel aire alegre se les metiera en el corazón, y ya no pudieran expulsarlo…
Los serafines al ver esto se arrojan peligrosamente desde las nubes, e intentan captar nuestra atención deleitándonos con el arpa. Su sonido es inflamable, y nos llena los ojos de centelleantes fuegos de artificio. Vemos como sus dedos se deslizan por las cuerdas en ese delicado gesto con el que la mariposa horada la crisálida... La música es como el espectro del sol lacerando el cristal, desternillándose en infinitas cábalas, incandescentes. Tú atrapas una de sus notas entre tu mano. Al abrirla, tan sólo queda de ella una voluta de humo, y una quemadura sobre tu palma, justo encima de la línea de la vida. Te miro asustada, pero enseguida sonríes y dices “así es la huella de tus besos sobre mi piel. Indeleble sobre la línea de la vida…”.
Al llegar a cualquier lugar, el murmullo de las conversaciones cesa, y todos se llevan las manos al pecho, como sujetando el corazón en su cuenca. No vaya a ser que se ponga a bailar, y sean incapaces de devolverlo a sus límites de nuevo...
En ocasiones descubrimos como alguno de esos pedacitos de cielo contiene un ángel caído. A nosotros eso nos pone tristes porque se pasa mucho tiempo llorando, echando terriblemente de menos sus alas perdidas... Por lo que le hacemos carantoñas, para distraerlo. Siempre olvidamos que los ángeles caídos son muy traviesos. Que les gusta revolvernos el pelo y arrancarnos las ropas. En ese caso nosotros lo único que podemos hacer es repasar nuestras desnudeces y memorizar las líneas de nuestro pecado. Entonces correteamos por las calles con el descaro de nuestros sexos al descubierto.
Y la gente que nos mira-inevitablemente-comprueba la hermeticidad de sus cinturones, la disciplina de los botones, y el rigor de las cremalleras. No vaya a ser que a ellos también se les de por quitarse las ropas... Nosotros podemos pararnos y leer en sus frentes agraviadas un fuerte deseo de darnos una azotaina, y vestirnos de nuevo, como si fuéramos niños. Entre dientes Adán y Eva nos llaman...
Sin embargo preferimos seguir correteando desnudos, pues si como Sartre dijo “el infierno son los otros”, sabemos que, para compensar, “el paraíso está en nosotros”.
lunes, 6 de junio de 2011
A TUMBA ABIERTA
Al hermano perdido…
Creo que siempre deseé aquel lunar de encima de tu boca. Pero en aquel deseo nada había de posesión, ni carnalidad…. Sólo que mirarlo me hacía bien, ponía mi mundo sobre su eje…. Está claro que habíamos nacido para querernos, no para amarnos. Tú eras una línea recta, y yo , sencillamente, culebreaba….
El primer día nos miramos mal. Durante toda una época nos sacamos las zarpas, delimitándonos los territorios. Pero de pronto comenzamos a respetarnos. Y finalmente fuimos cómplices en el hecho de querernos, en el hecho de quererla. Ella era el nexo, la comunión. Los planetas estaban en sintonía. Yo miraba a aquel lunar flotando sobre tu labio, y no necesitaba más pruebas de ello.
Pero un día dejaste de ser fuera de mí, fuera de nosotras. Y no ceso de culparme por no haber podido protegerte en aquella habitación de paredes de agua, en la que te ahogaste. Aquel día todos llegamos un minuto tarde. Y así sucede la muerte(cuando es fortuita, improvisada…) todos llegan un minuto tarde. Y me di cuenta de que hasta ese momento, yo te había creído invulnerable. Y le preguntaba a los cielos cómo podías haber muerto si eras invulnerable. Tú que eras mi héroe, acabaste por convertirte en mi tragedia. Todo el mundo tiene su tragedia. Y aquellos que no la tienen se la inventan, lo que es menos doloroso, pero conlleva un peligro mayor. Tu hermana me dio tu último mensaje. “Él hablaba muy bien de ti-dijo. Siempre comentaba lo inteligente que eres…” Tú sabías que era de ese tipo de mujeres que prefieren que les digan inteligentes, a bellas.
Y ahora, ha pasado tanto tiempo, que trato de cristalizar tu voz en los nombres que me dabas. “Hippie”, me llamabas. “Estás loca, mujer”, me decías ante los síntomas de mi alucinógena imaginación. Y tenías una forma de pronunciar estas palabras, que , extrañamente, denotaban orgullo. Pero ¡ay!, apenas son ya un eco. Que triste cuando el mar de la vida se lleva cabalgando sobre sus olas la voz de un ser querido. Me fallaste-grito-yo creía que siempre estarías aquí…
Ya ni recuerdo cómo se movían tus manos. Sólo sé que te gustaba llevar los zapatos limpios. Y yo en aquella época insistía en llevar botas de hombre, en perenne conflicto con mi feminidad. Tú te reías. Y yo aprendí a reírme contigo. Siempre me decías lo qué pensabas acerca de los chicos que me gustaban. Por supuesto, a ti no te gustaba ninguno. Pero un día me sorprendiste diciéndome que “él” era buen chaval. No daba crédito….Y yo ante ti, con el corazón destrozado, creyendo que en el amor las cosas debían ser blanco o negro. “Comprende mi dolor, no me digas que es bueno….”
En fin, que ahora me emborracho con el mismo alcohol que tu bebías. Un sucedáneo homenaje.
El último momento que recuerdo juntos (no sé si fue realmente el último, pero sí el que recuerdo), fue en la noche. Yo iba con mis amigas, gozosa de tenerlas allí, mis ojos sólo eran para ellas. Aquella fue “la noche de las tres gracias”. “ Él” la bautizó así. Nos encontramos en un local pequeñito, que ahora tampoco existe. Estuvimos hablando un rato, una singular conversación acerca de “la batalla de las Navas te Tolosa”. Creo que estuvimos en desacuerdo. Y pronto me fui con las otras dos gracias, inconsciente de que aquel iba a ser el último momento que iba a recordar de ti…. De madrugada, cuando llegué a casa, me fui a consultar la enciclopedia…Ahora recuerdo, nos vimos una vez más, y tú me confesaste que al llegar a tu casa, también habías consultado la enciclopedia..
A veces me pongo muy triste, al comprobar que comienzas a ser solamente un borrón en mi vida. Como Ávalon, siento que eres una isla perdida entre las nieblas. Me desespero, ¿alguna vez exististe, o eres sencillamente un mito?. Entonces, en estas ocasiones, donde la nada parece a punto de vencer, mi mente vomita la imagen talismán. Aquel lunar tan deseable, encima de tu boca, que yo sabía que nunca sería mío. Y en eses momentos, mi mundo, vuelve a estar sobre su eje.
Creo que siempre deseé aquel lunar de encima de tu boca. Pero en aquel deseo nada había de posesión, ni carnalidad…. Sólo que mirarlo me hacía bien, ponía mi mundo sobre su eje…. Está claro que habíamos nacido para querernos, no para amarnos. Tú eras una línea recta, y yo , sencillamente, culebreaba….
El primer día nos miramos mal. Durante toda una época nos sacamos las zarpas, delimitándonos los territorios. Pero de pronto comenzamos a respetarnos. Y finalmente fuimos cómplices en el hecho de querernos, en el hecho de quererla. Ella era el nexo, la comunión. Los planetas estaban en sintonía. Yo miraba a aquel lunar flotando sobre tu labio, y no necesitaba más pruebas de ello.
Pero un día dejaste de ser fuera de mí, fuera de nosotras. Y no ceso de culparme por no haber podido protegerte en aquella habitación de paredes de agua, en la que te ahogaste. Aquel día todos llegamos un minuto tarde. Y así sucede la muerte(cuando es fortuita, improvisada…) todos llegan un minuto tarde. Y me di cuenta de que hasta ese momento, yo te había creído invulnerable. Y le preguntaba a los cielos cómo podías haber muerto si eras invulnerable. Tú que eras mi héroe, acabaste por convertirte en mi tragedia. Todo el mundo tiene su tragedia. Y aquellos que no la tienen se la inventan, lo que es menos doloroso, pero conlleva un peligro mayor. Tu hermana me dio tu último mensaje. “Él hablaba muy bien de ti-dijo. Siempre comentaba lo inteligente que eres…” Tú sabías que era de ese tipo de mujeres que prefieren que les digan inteligentes, a bellas.
Y ahora, ha pasado tanto tiempo, que trato de cristalizar tu voz en los nombres que me dabas. “Hippie”, me llamabas. “Estás loca, mujer”, me decías ante los síntomas de mi alucinógena imaginación. Y tenías una forma de pronunciar estas palabras, que , extrañamente, denotaban orgullo. Pero ¡ay!, apenas son ya un eco. Que triste cuando el mar de la vida se lleva cabalgando sobre sus olas la voz de un ser querido. Me fallaste-grito-yo creía que siempre estarías aquí…
Ya ni recuerdo cómo se movían tus manos. Sólo sé que te gustaba llevar los zapatos limpios. Y yo en aquella época insistía en llevar botas de hombre, en perenne conflicto con mi feminidad. Tú te reías. Y yo aprendí a reírme contigo. Siempre me decías lo qué pensabas acerca de los chicos que me gustaban. Por supuesto, a ti no te gustaba ninguno. Pero un día me sorprendiste diciéndome que “él” era buen chaval. No daba crédito….Y yo ante ti, con el corazón destrozado, creyendo que en el amor las cosas debían ser blanco o negro. “Comprende mi dolor, no me digas que es bueno….”
En fin, que ahora me emborracho con el mismo alcohol que tu bebías. Un sucedáneo homenaje.
El último momento que recuerdo juntos (no sé si fue realmente el último, pero sí el que recuerdo), fue en la noche. Yo iba con mis amigas, gozosa de tenerlas allí, mis ojos sólo eran para ellas. Aquella fue “la noche de las tres gracias”. “ Él” la bautizó así. Nos encontramos en un local pequeñito, que ahora tampoco existe. Estuvimos hablando un rato, una singular conversación acerca de “la batalla de las Navas te Tolosa”. Creo que estuvimos en desacuerdo. Y pronto me fui con las otras dos gracias, inconsciente de que aquel iba a ser el último momento que iba a recordar de ti…. De madrugada, cuando llegué a casa, me fui a consultar la enciclopedia…Ahora recuerdo, nos vimos una vez más, y tú me confesaste que al llegar a tu casa, también habías consultado la enciclopedia..
A veces me pongo muy triste, al comprobar que comienzas a ser solamente un borrón en mi vida. Como Ávalon, siento que eres una isla perdida entre las nieblas. Me desespero, ¿alguna vez exististe, o eres sencillamente un mito?. Entonces, en estas ocasiones, donde la nada parece a punto de vencer, mi mente vomita la imagen talismán. Aquel lunar tan deseable, encima de tu boca, que yo sabía que nunca sería mío. Y en eses momentos, mi mundo, vuelve a estar sobre su eje.
domingo, 5 de junio de 2011
TODO MENOS EL PURGATORIO
Quiero que me enseñes a amar
con todas las heridas limpias
A consumirme en la violencia de tu fuego
y con un certero soplido
disperses mis cenizas en los vientos
Quiero que redimas en mi piel
todas las guerras del Peloponeso
El agujero sin contorno
Vaciar de las aguas mis océanos
Quiero que domestiques para mí
la línea fugitiva del horizonte
Abandonémonos sobre su lomo erizado
Y cabalguemos
Y descubramos de una vez
a dónde van las nieblas
Me dices que seguramente
al mismo lugar
a dónde va el amor cuando muere
Y yo te respondo
que hay amores
cuyo destino son los cielos
Otros hay
cuya condena es el infierno
Cualquiera de esos dos
LO ACEPTO
Pero, tesoro, amores de purgatorio
Ay! Yo no sirvo para eso…
con todas las heridas limpias
A consumirme en la violencia de tu fuego
y con un certero soplido
disperses mis cenizas en los vientos
Quiero que redimas en mi piel
todas las guerras del Peloponeso
El agujero sin contorno
Vaciar de las aguas mis océanos
Quiero que domestiques para mí
la línea fugitiva del horizonte
Abandonémonos sobre su lomo erizado
Y cabalguemos
Y descubramos de una vez
a dónde van las nieblas
Me dices que seguramente
al mismo lugar
a dónde va el amor cuando muere
Y yo te respondo
que hay amores
cuyo destino son los cielos
Otros hay
cuya condena es el infierno
Cualquiera de esos dos
LO ACEPTO
Pero, tesoro, amores de purgatorio
Ay! Yo no sirvo para eso…
jueves, 2 de junio de 2011
ISIS REENCARNADA
Isis y Osiris: Grace Flamand
Con mis caricias reintegro
cada elemento de tu cuerpo
esparcido por los cinco continentes
Ha sido preciso beber
las aguas de siete largas vidas
antes de reunir todas tus partes
En África hallé tu tronco
como un nudoso baobab
anclado a la tierra
Con el ímpetu de mi insurgente abrazo
conseguí extraerlo sin quebrar las raíces
En Asia encontré tus brazos
amarrados al cielo
Tuve que construir una escalera completa de palabras
con la que elevarme
Y fue tal la fuerza de mi deseo
que a pesar de que se veían tan radiantes
en aquel estado de febril ingravidez,
sin oponer resistencia descendieron
prendidos a la telaraña de mi cintura
Por los áridos desiertos de Oceanía
estuve persiguiendo las huellas caídas de tus pies
Tuve que aunar la destreza de los Jinetes de las Estepas
la filosofía de los Tuareg, monarcas nómadas de las arenas
y la resistencia de los aborígenes
para darle alcance a tus piernas
Al siguiente continente nos fuimos bailando
En América me esperaba
la más difícil y ardua tarea
de convencer a tu cabeza
Para ello preparé concienzudamente los argumentos
Sin embargo
antes de haber hablado
La cadencia de mi sonrisa
y la elocuencia de mi mirada
resultaron convincentes
Claro que todo esto no habría sido posible
si previamente en Europa
no hubiera hallado tu corazón
que con su latido-brújula
me guió por las laderas del ancho mundo
para hallar todos los miembros de tu cuerpo perdido
Así que sin más
fui Isis reencarnada
y exhalé el aliento de la vida
en la cavidad paciente de tu boca
Ahora nos reímos enlazados
de aquellos que preveían el desastre
como único destino de esta solitaria quimera
Y sin más nos congratulamos en la cama
de que contrariamente a lo que ocurrió con Osiris
yo sí que conseguí encontrar todas tus partes
miércoles, 1 de junio de 2011
POEMA PARA CONDENARTE
A veces siento unas malditas ganas
de hacerte un inmenso daño
Decirte que ya no te amo
y contemplar como caes fulminado
por el relámpago de esas palabras
Sólo por perverso placer
Te advertí que era una niña mala
tú me sonreíste luciferino
Preñada de gestos ordinarios en la cama
Capaz de encadenar los versos más sublimes
en la inmaculada cueva de tu oído
Conservo para el gran público
una radiante cabellera virginal
Con sumo deleite te contagio
el sulfuroso pecado de mis labios
Tú lo propagas como perseidas por mi cuerpo
hasta llegar a la hendidura infernal
Y allí
sin pensarlo
te arrojas de cabeza
He de decirle a mis demonios
que levanten acta de esto que te escribo:
Jamás he de sentir remordimientos
por condenar al tormento eterno
la vida de tu alma inmortal
Pues sólo soy la niña endiablada
que todo hombre que se precie
sueña con encontrar en su camino
de hacerte un inmenso daño
Decirte que ya no te amo
y contemplar como caes fulminado
por el relámpago de esas palabras
Sólo por perverso placer
Te advertí que era una niña mala
tú me sonreíste luciferino
Preñada de gestos ordinarios en la cama
Capaz de encadenar los versos más sublimes
en la inmaculada cueva de tu oído
Conservo para el gran público
una radiante cabellera virginal
Con sumo deleite te contagio
el sulfuroso pecado de mis labios
Tú lo propagas como perseidas por mi cuerpo
hasta llegar a la hendidura infernal
Y allí
sin pensarlo
te arrojas de cabeza
He de decirle a mis demonios
que levanten acta de esto que te escribo:
Jamás he de sentir remordimientos
por condenar al tormento eterno
la vida de tu alma inmortal
Pues sólo soy la niña endiablada
que todo hombre que se precie
sueña con encontrar en su camino
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